El Ayuntamiento de Málaga “silencia el gravísimo problema del ruido en Málaga”, así lo asegura la Asociación de Vecinos Centro Antiguo de Málaga, cuyos miembros asisten “perplejos” a la dilatación “premeditada” de la declaración de Zonas Acústicamente Saturadas a la que “está obligado por ley y por mandato democrático el Consistorio”.
Con “la nueva estrategia de dilatación se aplaza el problema a finales de 2018, lo que se traduce en “dos años de incumplimiento de la ley por parte del Ayuntamiento y casi cuatro años de desamparo de los vecinos”Así, Alfonso Miranda y Alejandro Villén, presidente y vicepresidente, respectivamente, de la Asociación de Vecinos Centro Antiguo de Málaga ofrecieron ayer en la Plaza de la Merced una rueda de prensa para denunciar este grave problema del ruido, que contó con el apoyo de otros cinco colectivos de la ciudad como son la Asociación de Vecinos ‘El Romeral Contra el Ruido’, la Asociación de Vecinos Puerta de Gigantas, la Asociación de Vecinos Lagunillas Por Venir, la Asociación de Vecinos Centro Sur Soho Barrio de las Artes, la Asociación de Vecinos ‘El Bulto’ y Ecologistas en Acción Ciudad de Málaga.
En vez de “cumplir con la legislación andaluza y con los acuerdos del Pleno”, el Ayuntamiento “usa la artimaña de una supuesta consulta popular” para no aprobar el plan contra el ruido que “lleva años estudiando y supuestamente negociando con los afectados”, denunciaron los representantes de la Asociación en rueda de prensa. Así, el procedimiento para poner coto al ruido generado por los negocios de hostelería en el Centro Histórico y Teatinos “se pospondrá al menos hasta el próximo mes de noviembre”.
Asimismo, señalaron que el artículo 16.5 del Decreto 6/2012 del Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica en Andalucía establece que “en el plazo de un año desde la aprobación de los mapas singulares de ruido se elaborarán y aprobarán los subsiguientes planes de acción” y señalan que dichos mapas, publicados a principios de 2016, arrojaron en Málaga “una exagerada superación de los niveles sonoros máximos permitidos”, especialmente entre las 24 y las 2 de la madrugada, período en el que el incumplimiento se daba en 160 de los 163 puntos de medición.
De este modo, para atajar el problema, el Consistorio “debería haber aprobado a principios de 2017” la declaración de Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS), pero con “la nueva estrategia de dilatación se aplaza el problema hasta finales de 2018, lo que se traduce en “dos años de incumplimiento de la ley por parte del Ayuntamiento de Málaga y casi cuatro años de desamparo de los vecinos”.
En este contexto, destacaron que no se trata de un “choque de intereses” si no que el derecho al descanso está recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el artículo 40 de la Constitución Española. “Insistimos en ello porque representamos a un gran número de ciudadanos con problemas reales, que no pueden conciliar el sueño, que tienen que vivir con un exceso de ruido constante o que asisten desprotegidos a la sistemática violación de la intimidad de su vivienda”, incidieron.
Cronología de negociaciones
Tras diversas mesas de trabajo en las que se abordó la declaración de Zonas Acústicamente Saturadas, la Junta de Gobierno Local aprobó el pasado 2 de febrero de 2018 una primera “Propuesta Declaración de determinadas zonas del Centro y Teatinos como Zonas Acústicamente Saturadas”. Así, el Pleno del Ayuntamiento, en sesión de 23 de febrero de 2018, instó al equipo de gobierno a poner en marcha de forma inmediata las ZAS y la revisión de PEPRI Centro, paralizado desde 2014. Sin embargo, “los hosteleros, con el apoyo de Ciudadanos, pretendieron paralizar el proceso impugnando la ‘zonificación’ volviendo a su viejo sueño de considerar el Centro zona de exclusivo interés turístico y no como espacio residencial”, critican los representantes de la asociación, quienes añaden que “esto es, de facto, expulsar a los vecinos de la ecuación”.
“Y todo para ocultar que el lobby hostelero no había hecho propuesta o alegación en firme, con medidas concretas, al primer documento del Ayuntamiento”, aseguran desde la Asociación de Vecinos Centro Antiguo, que recuerdan que ellos “sí plantearon en dichas reuniones propuestas concretas”.
“Cuando el informe del secretario municipal certificó la legalidad de la actual zonificación, el Consistorio se escudó primero en el cambio del concejal del ramo para ralentizar el proceso, anunciando reuniones sectoriales para buscar un consenso imposible y ‘viajes’ para comprobar in situ la eficacia de las ZAS de otras poblaciones”, explican, y señalan que “a día de hoy no hay constancia, aparte de oponerse a la aplicación de la ley, de ninguna propuesta firme de los hosteleros ni de Ciudadanos, y tampoco se conoce la postura del grupo socialista. Así que no entendemos el argumento de falta de acuerdo entre las partes”.
“Ahora se vuelve a dinamitar el proceso bajo la excusa de una supuesta ‘consulta popular’”, denuncian, ya que en esa “estrategia dilatoria”, el área de Sostenibilidad Medioambiental consulta si aplica la ley o no mediante una entrada en la plataforma ‘Málaga contesta’ y que en la práctica significa “hacer oídos sordos a la ley andaluza, a las recomendaciones del monitorizado del ruido, a nuestras alegaciones a los borradores de la declaración de ZAS y a las mociones presentadas por Málaga Ahora y Málaga para la Gente y ya aprobadas en el Pleno de febrero”.
“Esta nueva artimaña responde a una estrategia perversa” pues “bajo la apariencia de ‘legalidad’ y de ‘participación ciudadana’ se sortean los requerimientos del Defensor del Pueblo Andaluz, que urgió al Consistorio a la declaración de ZAS. Al mismo tiempo, con quienes realmente conversan los dirigentes municipales es con el sector hostelero en reuniones privadas”. De hecho, el alcalde de Málaga “aún no ha contestado a nuestras solicitudes de reuniones pero sí ha reconocido contactos a puerta cerrada con el lobby hostelero” concluyen.
El problema del ruido
Mientras el nivel sonoro máximo permitido en la ciudad entre las 23 y las 7 horas es de 55 decibelios en las últimas campañas de medición para la elaboración de los mapas de ruido, realizadas en octubre y en marzo, “dos meses no demasiado problemáticos”, se alcanzaron en ese horario medias de entre 75 y 80 decibelios, “un volumen brutal para una zona residencial”.