Proyecto Hombre ha atendido a un diez por ciento de población menor de edad por adicciones sin sustancia o problemas de comportamiento relacionados con la violencia hacia sus padres o la dependencia de las nuevas tecnologías, pasando de un ocho por ciento en 2016 a un 18 por ciento en el ejercicio 2017.
Normalmente se trata de menores de 18 años y es un número que se está incrementando. El pasado año fueron 98 menores los que acudieron a esta asociación y casi el 26 por ciento fue por esta causa, un aumento "muy significativo", según la directora de Proyecto Hombre en Málaga, Belén Pardo, quien ha presentado la Memoria de la entidad de 2017 junto al delegado de la Junta en Málaga, José Luis Ruiz Espejo.
Así, Pardo ha resaltado la importancia de los programas de prevención, de manera que los más jóvenes tomen conciencia y no tengan que acudir a la red asistencial. "Estos programas de prevención funcionan ya que están arrojando cifras positivas en cuanto a la edad de inicio de los tratamientos", ha expuesto, recordando que el pasado año se llegó a casi 15.000 jóvenes a través de charlas.
El número mayor de atendidos, no obstante, es el de adictos a sustancias. Un total de 1.428 personas iniciaron un tratamiento en Proyecto Hombre, el 93 por ciento de ellas por consumo de sustancias psicoactivas, principalmente cocaína, cannabis y hachís, destacando el aumento de mujeres consumidoras aunque el porcentaje de admitidas a tratamiento sigue siendo menor al de los hombres.
Concretamente en Málaga, el pasado año el total de admisiones a tratamiento fue de 1.173 hombres, frente a 255 mujeres, lo que indica la necesidad de introducir la perspectiva de género en las intervenciones, ha precisado Ruiz Espejo, quien ha advertido también sobre la atención a los nuevos hábitos de consumo que pueden provocar adicción, centrándose en el uso nuevas tecnologías y "donde la población menor es la más vulnerable".
Según la memoria de 2017, el adicto tipo es un varón casi en ocho de cada diez casos, con una estructura familiar relativamente sólida y con un patrón de trabajo estable y sin problemas de desestructuración, lo que revela que ciertos consumos de sustancias están aceptados en el entorno social. Cocaína, cannabis y alcohol son, por ese orden, las más consumidas.
Al acto, al que también ha asistido la delegada territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, Ana Isabel González; el diputado de Participación Ciudadana, Félix Lozano o la directora del Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Málaga, Ruth Sarabia, entre otros como las entidades del movimiento asociativo para adaptar los recursos existentes a las nuevas necesidades de la población.
Al respecto, Ruiz Espejo ha recordado que "los acuerdos y convenios entre la administración pública y entidades privadas, posibilitan que Andalucía disponga de la red de centros específicos más amplia del país", que actualmente en la provincia de Málaga ofrece ayuda a más de 6.700 personas (5.586 hombres y 1.118 mujeres).
El delegado del Gobierno ha garantizado el compromiso que mantiene la Junta de Andalucía en la atención de las drogodependencias y adicciones, mediante programas de prevención, atención e integración social, a través de una red pública compuesta por 24 recursos en Málaga (173 en Andalucía).
Además, en Andalucía, el III Plan de Drogas y Adicciones consolida las políticas llevadas a cabo en la comunidad desde 2002, ha recalcado, "e introduce nuevos aspectos que actualizan estas políticas, tales como la incorporación de la perspectiva de género, la priorización de la atención a la población de adolescentes y jóvenes, y la incorporación del tratamiento de nuevos problemas vinculados con las tecnologías y el juego patológico".