El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Sevilla, que data de 2006, incluye en su Catálogo General del Patrimonio Edificado el Catálogo del Conjunto Histórico y un Catálogo Complementario o Periférico compuesto por 113 elementos arquitectónicos protegidos y sitos fuera del Conjunto Histórico, cada uno de ellos con su correspondiente ficha en la que se detallan, entre otros aspectos, las condiciones de protección y ordenación.
Es en este Catálogo Periférico donde figura la fábrica de tabacos de Altadis en Los Remedios, en cuya ficha se le asigna un nivel de protección parcial en grado 1 “C” a todo el conjunto fabril, que además está inscrito en el Inventario de Bienes Reconocidos del Patrimonio Histórico Andaluz. En la parcela del complejo industrial hay construidos diez edificios (talleres, oficinas, almacenes, viviendas...y hasta una capilla, la de las Cigarreras).
Por tanto, como todos los edificios en su conjunto están protegidos en el Catálogo Periférico del PGOU, para cualquier transformación que se pretenda hacer en/de los mismos hay que conseguir el permiso de la Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta de Andalucía.
Por otra parte, en el PGOU de 2006 se le otorga a la parcela en que se asienta la fábrica la calificación de Industria Singular, aunque parte de la misma (unos 4.069 m2) esté calificada como zona verde, planteada como continuación de los jardines públicos de Manuel Ferrand.
Y si se quiere dotar de nuevos usos a la parcela tras el cierre de la factoría por Altadis en 2007, previamente hay que recalificarla en el PGOU.
El 4 de febrero de 2015, sin haber iniciado procedimiento alguno en ningún sentido, ni justificado por qué nuevos criterios se debería dejar de proteger patrimonialmente el conjunto de la fábrica, el entonces alcalde, Juan Ignacio Zoido, fue a Madrid (y no al revés) a firmar con un representante de Altadis un convenio urbanístico mediante el cual ambas partes se comprometían a conservar únicamente dos de los diez edificios existentes: los talleres y la capilla de las Cigarreras.
Discordancias
Y en ese convenio empieza el galimatías sobre la superficie de la parcela y los m2 construidos en Altadis, en la habitual confusión estadística de nuestra ciudad y, por extensión, de nuestro país, donde es enormemente difícil hallar datos fiables. Hemos manejado tres fuentes documentales distintas sobre Altadis y apenas hay coincidencias entre ellas. En el convenio firmado con Zoido la propia empresa afirma que la superficie registral de la factoría es de 35.502 m2, pero en la cartografía de usos y superficies de Altadis atribuida a la Gerencia de Urbanismo sólo se reconocen 30.246 m2. Altadis describe en el convenio los edificios, da medidas de algunos pero no de otros y, por ejemplo, atribuye 1.826 m2 a la parcela de la capilla, mientras que la Gerencia afirma que el edificio religioso ocupa 746 m2. Asimismo, Altadis dice que las viviendas ocupan 809,5 m2 y la Gerencia, que 884 m2.
Ante tales discordancias vamos a seguir utilizando en Viva Sevilla el mapa y los datos estadísticos que obraban en nuestro poder sobre el conjunto de la fábrica, con un total construido de 24.258 m2, frente a los 25.345 m2 (pero hasta su suma es incorrecta, porque debería ser 25.327 m2) que maneja la Gerencia de Urbanismo, a efectos de ilustrar el alcance de los planes de cada gobierno local sobre Altadis y el final (por ahora) del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), bendecido por la Comisión de Patrimonio.
El convenio de Zoido
En virtud del convenio firmado por Zoido y del proyecto dado a conocer posteriormente, se pretendía, entre otros extremos, la construcción en los suelos de la factoría, una vez demolidos ocho de sus diez edificios existentes, tres torres de entre 27 y 30 metros de altura; varios bloques más, incluido uno encima del solar del edificio de las oficinas y otro de dos plantas tras la capilla de las Cigarreras, amén de la ocupación de la zona verde exterior y colindante con el puente de Los Remedios (jardines de Manuel Arellano y de Manuel Ferrand).
El gobierno de Zoido inició en marzo de 2015, poco antes de las elecciones municipales de mayo, la modificación urbanística (la número 12) del PGOU para recalificar Altadis conforme a los intereses de la multinacional, y cuando la sometió a la Comisión Provincial de Patrimonio ésta la recordó que en la ficha del Catálogo Periférico seguía protegiéndose el conjunto de la factoría por su carácter unitario, “cuestión ésta que no queda garantizada con la presente modificación puntual”, con lo cual le tumbó la recalificación, por una mera cuestión técnica: si se mantenía la protección integral de la fábrica, ¿cómo iba a recalificarla para nuevos usos?
El protocolo de Espadas
Zoido perdió la Alcaldía y como su convenio con Altadis estipulaba que decaería automáticamente si a los dos años no se había recalificado la fábrica, Espadas se limitó a que se cumpliera el plazo para empezar desde cero y encargar a su delegado de Hábitat Urbano, Antonio Muñoz, que diera la cara en y con Altadis para no quemarse él ante cualquier contratiempo que pudiera surgir y reservarse sólo para la foto final cuando todo estuviera despejado.
Así, el 13 de febrero de 2018, Muñoz y una representante de la multinacional firmaron un Protocolo de Intenciones en virtud del cual la Gerencia de Urbanismo se comprometía a elevar a la Consejería de Cultura una propuesta de nueva ficha sobre la fábrica de Altadis en el Catálogo Periférico, para que aquélla informara con carácter previo a cualquier convenio, con unas conclusiones que marcaran los aprovechamientos urbanísticos y el diseño del futuro proyecto.
En el Protocolo ya se predeterminaba lo que iba a hacer el Ayuntamiento, porque sólo se garantizaba el protagonismo del edificio principal (talleres), la continuidad de la capilla de las Cigarreras y la preservación de los jardines de Manuel Ferrand (sitos fuera de la factoría). Y es que previamente, el 17 de noviembre de 2017, los técnicos de la Gerencia ya habían elaborado un nuevo documento sobre Altadis en el que sólo se otorgaba protección específica para el edificio de talleres y el de oficinas (ahora denominados el Cubo) y la capilla. Conclusión, el gobierno de Espadas sólo protegía un edificio más que el de Zoido, si bien eso suponía 3.376 m2 más construidos.
El 14 de junio de 2018 la Comisión de Patrimonio le tumbó a la Gerencia el documento “Catálogo de la Fábrica de Tabacos Altadis” por “no aportar argumentos suficientes que motiven jurídicamente una modificación del alcance del nivel de protección a la totalidad del conjunto que establece la Ficha del Catálogo Periférico vigente”.
El IAPH
A raíz de este rechazo, la propia empresa Altadis pidió que fuera el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) el que elaborara un informe sobre los valores patrimoniales de los distintos elementos y espacios de la fábrica de tabacos, informe que fue aprobado el pasado 10 de enero de 2019 por la Comisión de Patrimonio y en el que se insta a la protección de 7 de los 10 edificios del conjunto (frente a dos de Zoido y tres de Espadas), con un total de 21.140 m2 (10.114 más que Zoido y 6.738 más que Espadas), equivalentes al 87% (frente al 45,45% de Zoido y el 59% de Espadas), además de la vegetación existente en la zona verde para dar continuidad a los Jardines de Manuel Ferrand; y que la altura de futuros edificios respete la de los colindantes (siete plantas) en el barrio de Los Remedios.
Por tanto, el dictamen del IAPH es un varapalo tanto al gobierno de Zoido como el de Espadas; deja en evidencia a la Gerencia de Urbanismo por su Catálogo de mínimos sobre Altadis y no puede interpretarse, sino todo lo contrario, como un aval al departamento de Antonio Muñoz ni al delegado.
La Comisión de Patrimonio ha ordenado que los criterios del IAPH se apliquen a cualquier futura recalificación de la fábrica. Y aquí es donde va a estar la clave de la cuestión. Recuérdese que en el convenio con Zoido la multinacional estipuló que debían garantizarle en la nueva ordenación al menos una parcela con 5.487 m2 de superficie y 23.000 m2 de edificabilidad, y otra con 2.005 m2 y una edificabilidad de 8.000 m2, para un total de 31.000 m2 construibles. Espadas, que entonces alegó contra aquella barbaridad urbanística, ¿permitirá ahora que una muralla de torres se alce sobre lo que se salve de la fábrica de tabacos?