Veintisiete de mayo del año 2018. El Cádiz Club de Fútbol y el Club Deportivo Tenerife se enfrentan en el Ramón de Carranza. Es la penúltima jornada del campeonato. Los locales con una victoria pueden entrar matemáticamente en playoffs, mientras que para los visitantes lo único que está en juego es el orgullo tras una temporada irregular.
El ambiente en los aledaños era fantástico. Los niños se dirigen a las puertas del estadio con su camiseta amarilla y la bufanda. Dentro, Carranza rugió como en las grandes ocasiones. El objetivo estaba cerca, muy cerca.
Los aficionados, pendientes a la radio, se van enterando de los resultados de los rivales. Se empiezan a celebrar goles en el graderío. Los resultados acompañan. El Cádiz CF está a un gol del playoffs de ascenso a Primera División.
En el minuto 61, Alberto Perea controlaba con el pecho una dejada de cabeza de Álex Fernández, y sin dejar que la pelota cayera, se sacó un tiro magistral con su pierna derecha que batía a Dani Hernández y metía al Cádiz CF en playoffs.
El público seguía cantando y animando, el objetivo estaba cumplido.
Cuando los aficionados empezaban a abandonar el feudo cadista, en el minuto 91, Malbasic se sacaba un latigazo desde fuera del área para poner el 1-1 final en el marcador y dejar mudo al Ramón de Carranza.
El colegiado decretó el final del encuentro, el submarino amarillo había desperdiciado una oportunidad histórica.
Quedaba aún una bala en la recámara, una última opción para poder hacer soñar al cadismo, quedaba Granada. Lo ocurrido allí es otra historia, un mal partido y un rival superior.
Pero fue contra el CD Tenerife ese veintisiete de mayo cuando se perdió el playoffs, y todos lo supieron.
