La Audiencia Provincial de Cádiz acoge este lunes la vista oral por el que en su momento, año 2006, se conoció como operación Bahía contra un supuesto expolio de patrimonio subacuático en el que la Guardia Civil imputó a 12 personas e intervino un barco, el 'Louisa', que finalmente, tras varios años amarrado en el muelle de El Puerto de Santa María, ha sido desguazado. A juicio solo acuden dos de los imputados, ya que el resto se ha conformado con una multa por delito contra el patrimonio histórico.
Según han indicado a Europa Press el abogado de la defensa de uno de los imputados, perteneciente al despacho 'Polanco Seijas', la acusación de la Fiscalía se ha basado en un delito contra el patrimonio histórico a todo los acusados, así como un delito de depósito de armas de guerra a uno de ellos --ciudadano norteamericano--, y un delito de revelación de secretos para un miembro de la Guardia Civil también imputado en el caso.
Por su parte, los acusados por delito contra el patrimonio han aceptado la pena de multa que solicitaba el Ministerio Fiscal, después de que se haya rebajado considerablemente tres meses antes de celebrarse la vista oral al considerar aplicable la atenuante de dilaciones indebidas.
No obstante, el ciudadano norteamericano, considerado por la Guardia Civil como uno de los principales responsables de la supuesta trama, defenderá su inocencia en el vista oral por el presunto delito de depósito de armas de guerra, concretamente fusiles M16.
Cabe recordar que la operación Bahía se realizó en febrero de 2006, cuando la Guardia Civil dio por desarticulada una red dedicada al expolio de restos arqueológicos submarinos, hallando piezas arqueológicas el en barco 'Louisa'. Según explicaron en su momento, las investigaciones comenzaron a raíz de las sospechas que despertó a la Guardia Civil el barco 'Louisa', atracado en el muelle comercial de El Puerto, donde se encontró un taller de buceo con equipamiento de última generación preparado para dar cobertura a las extracciones.
Además, según explicaron, los investigadores detectaron un segundo barco atracado en dique seco en Puerto Sherry, preparado con dos toberas adosadas a la parte trasera del casco para remover la arena del fondo marino y sacar las piezas arqueológicas.
En la operación fueron intervenidas 27 bolas de cañón del siglo XVII, tres anclas romanas de piedra del siglo II antes de Cristo, un cuello de ánfora fenicia de 68 centímetros de diámetro, además de una bolsa con balas de metralla de las utilizadas en la Batalla de Trafalgar y un trozo de madera antigua.