Las redes sociales ardían este domingo. Se despide a unas de las voces más características del Carnaval de Cádiz de las últimas décadas. Característica y provocadora. En los años sesenta, siendo muy joven, comenzó a interpretar los compases carnavalescos entre los que destaca su aportación a Los Escarabajos Trillizos ('Beatles de Cádiz').
No obstante, su personalidad arrebatadora comenzó a destacar cuando entró a formar parte del grupo de Antonio Martín en los primeros años setenta. Ya por entonces se ganó la fama de persona algo conflictiva por defender las comparsas a las que pertenecía. Aun así, con su voz potente y desgarrada, se ganó a gran parte del público aficionado.
Con la llegada del fin de la dictadura se involucró en agrupaciones cuyos autores se comprometieron con las libertades. Muchos aficionados recordarán su interpretación -junto con su hermano Antonio 'Catalán Grande'-, en 'Los Golfos' (1978) de Luis Ripoll o 'Los Mandingos'(1977) de Martín. Con este último interpretó sobre las tablas del Falla grandes comparsas, algunas no exentas de polémica como la recordada 'Caleta' (1980). Según se recuerda en los mentideros carnavalescos, él fue el ideólogo para que las comparsas 'cajonazos' de aquél año , cantaran en la escalerilla de la Facultad de Medicina. A pesar de la oposición inicial de su hermano Antonio.
Recordada es su participación en la comparsa de Antonio Busto `Los pimpis de Cai´ (1982). Puede que la juventud actual no sepa que su magistral solo en la presentación -`Como quien echa al mar su anzuelo...¨-, valió de inspiración hace algunos años a José Guerrero `Yuyu´ para la presentación de su chirigota `Tampax Goyesca´ (2001).
Su última gran interpretación en el Concurso fue en 1984 con 'Canela y Clavo' y a pesar de que, posteriormente, regresó en dos ocasiones al Teatro ya su tiempo había pasado. Sin embargo no por eso merecía menos honores. Pocas voces actuales están a su altura. Su fuerte temperamento y sus formas expresivas sobre el escenario engancharon a muchas generaciones. Por desgracia, Pedro, se ha marchado sin el aplauso de la afición. Y sin Antifaz de Oro. No obstante, lo que ya nadie le puede negar es la huella que dejó en la forma de dirigir comparsas, así como en la interpretación de la mismas. No deja uno de los maestros comparsistas, cabeza visible de esa estirpe que, a día de hoy, sigue derramando arte y bien hacer artístico.