El tratamiento se llevará a cabo en todas las calles con presencia de pinares, tales como Costa Sancti Petri, Doña Violeta, pinares de La Barrosa, pinar de Los Franceses, Batería Colorá, Cerromolino, las Rapaces y Pinar de los Guisos. De igual forma serán tratados los pinos de los colegios y lugares públicos, pero no los que correspondan a zonas privadas, cuyo cuidado corresponde a los propietarios o asociaciones.
En aras de la mínima afección a la fauna, la procesionaria se trata con productos que no tienen un amplio espectro insecticida. La última aplicación del tratamiento contra la procesionaria del pino se realizó en enero.
La oruga debe su nombre de procesionaria a que se desplaza en grupo de forma alineada, a modo de procesión. El daño más importante lo hacen desde el final del invierno hasta mitad de primavera, cuando son más grandes y voraces. La defoliación rara vez produce la muerte de los pinos pero los debilita en gran medida, facilitando el ataque posterior de otras plagas.
En los humanos provocan urticarias y alergias, dado que sus filamentos son urticantes (sin necesidad de contacto con la propia oruga) ya que se dispersan y flotan en el aire, produciendo irritación en piel, ojos y nariz.