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Miércoles 06/11/2024
 

Almería

Trabajadoras del sexo piden a compañeras y clientes respetar la alarma

Llaman la "concienciación" tanto de sus compañeras como de sus clientes para evitar la propagación del COVID-19

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  • Prostitución

El estado de alarma por el coronavirus ha llegado también a las trabajadoras del sexo, que reclaman que se cumplan las medidas de aislamiento dictadas por el Gobierno que, en ocasiones, no se respetan, y llaman la "concienciación" tanto de sus compañeras como de sus clientes para evitar la propagación del COVID-19. 

Isabel Ruiz, masajista erótica que trabaja junto a otras ocho compañeras en Almería, relata a Efe cómo muchas profesionales optaron desde el primer momento por "quedarse en casa y dejar de trabajar" y que ellas lo decidieron hacer el 4 de marzo, antes del estado de alarma. 

"Las que tenemos la suerte de vivir en Almería nos quedamos en casa, respetando la cuarentena, para ser solidarias, con nuestros maridos e hijos", dice Ruiz, que explica que tienen compañeras de Sevilla, de Málaga o de Madrid "que estaban aquí y no han querido moverse", por lo que dueñas de centros y pisos han habilitado estos lugares para que puedan vivir durante la cuarentena.  

Ruiz apunta que en estos casos se trata de mujeres "en una situación complicada, lejos de su casa familiar, sin trabajar, sin ingresos" e insiste en que están "intentando concienciar a otras compañeras y usuarios, diciéndoles 'quedaos en casa'. Es una cuestión social, moral y de lógica". 

Sin embargo, asegura que otras compañeras siguen ofreciendo sus servicios en páginas web de todo el país. "Nosotras solo hacemos masajes eróticos, no ejercemos la prostitución, aunque otras sí lo hagan, respetamos a todas. Pero siguen publicándose miles de anuncios y tenemos trabajos en los que el contacto es completamente físico", añade. 

Para dar "sensatez y cordura" desde la página web de su negocio están publicando mensajes para pedir que se respete la cuarentena. "Tenemos vecinos, hemos cerrado y no pasa nada, aunque un día sin trabajar es un día sin ingresos en casa", apostilla. 

Pero Ruiz se pregunta: "qué pasa con el resto, quién controla los pisos abiertos, los que llamamos sube y baja, en los que hay chicas currando, qué pasa con los usuarios. Estamos viendo que en este, por decirlo de alguna manera, toque de queda, en nuestro colectivo no se está respetando. Creemos que todos tenemos que ir a una". 

La masajista, fisioterapeuta de formación y con un niño con discapacidad y una madre enferma a su cargo, lamenta que este problema se ignore porque a veces parezcan "el último eslabón en la cadena de trabajadores, de las personas". "Se nos mira por encima del hombro, sin saber nuestra historia o qué nos ha llevado a hacer este trabajo", mantiene. 

Por ello, insiste en la preocupación y la "indignación" que genera a las profesionales que siguen la cuarentena el ver a compañeras "trabajando y a las páginas webs dando cabida a este tipo de promociones".  

Sobre las compañeras en pisos y centros, asegura que no están "en condiciones lamentables" porque todas las mujeres en cuarentena hicieron antes el esfuerzo de adaptar estos espacios. "En mi gabinete, por ejemplo, tenemos camillas, porque somos profesionales del masaje, con independencia de que luego lo hagamos con mucha o poca ropa. Nosotras nueve no practicamos sexo con los usuarios pero hemos tenido que adaptar los pisos a las demás para quedarse a dormir, llevarles leche, arroz...", narra.

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