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Un año después, el entusiasmo deja paso a la realidad en la Casa Blanca

A punto de cumplirse el primer aniversario de su triunfo en los comicios de EEUU, el entusiasmo suscitado por el primer presidente negro del país, Barack Obama, ha dejado paso a la realidad de gobernar.

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  • El presidente Barack Obama. -
A punto de cumplirse el primer aniversario de su triunfo en los comicios de EEUU, el entusiasmo suscitado por el primer presidente negro del país, Barack Obama, ha dejado paso a la realidad de gobernar.

Parte de este realismo incluye la conmemoración misma del aniversario: la Casa Blanca no tiene prevista ninguna celebración especial y Obama marcará su histórica victoria con una visita a Wisconsin, uno de los estados que ganó en esas elecciones, para dar un discurso sobre educación.

En parte, la ausencia de fastos se debe a que el presidente debe anunciar en cualquier momento los resultados de su replanteamiento de la estrategia para Afganistán y si envía más refuerzos a una guerra cada vez más complicada.

También al desgaste que ha sufrido su popularidad a lo largo de sus primeros diez meses de mandato.
Las encuestas indican que en la actualidad su aceptación se encuentra en torno al 55%, una cifra más que aceptable pero muy alejada del 70% que superó tras su investidura en enero pasado.

Y es que tras la ilusión generada por un candidato que rompía los moldes raciales y con una retórica inspiradora ha llegado la realidad de una economía en crisis, dos guerras abiertas y problemas en el Congreso para aprobar las medidas que defiende el Gobierno.

Obama llegó a la Casa Blanca con una gran energía y tan sólo en los primeros días anunció el cierre de la prisión de Guantánamo, un ingente plan de estímulo económico y su compromiso para llegar a la paz en Oriente Medio.

Hasta el momento, hacer realidad esas promesas se ha demostrado más complicado de lo que imaginó este presidente, que ha encanecido notablemente desde su llegada a la Casa Blanca.

El cierre de Guantánamo para enero de 2010, como había ordenado, parece prácticamente imposible.

Su Administración aún no ha determinado qué hacer con la mayoría de los presos.

Pese a su intervención personal en una reunión trilateral con Benyamin Netanyahu y Mahmud Abas, la reapertura de negociaciones en Oriente Medio parece tan distante como antes.

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