Este es el caso de la propia Puerta de Brandeburgo, que, como en tiempos de la división de la ciudad, vuelve a ser infranqueable al encontrarse completamente vallada y vigilada por un fuerte dispositivo policial que obliga a los turistas a tomar fotos a distancia.
Lo mismo sucede con el antiguo paso fronterizo interberlinés de la Bornholmer Strasse, donde el lunes comenzarán los actos oficiales, cuando la canciller alemana, Angela Merkel, acompañada, entre otros, por los Nobeles de la Paz Mijail Gorbachov y Lech Walesa, den un paseo por el antiguo trazado del muro.
Convertido ya en un museo, el puesto fronterizo de la Bornholmer Strasse fue el primero en abrir sus barreras la noche del 9 de noviembre de 1989 para dar lugar a un flujo de miles de ciudadanos germano orientales ansiosos por conocer el sector occidental de la ciudad, que les había estado vetado durante casi tres décadas.
La propia canciller alemana, que trabajaba entonces como física en Berlín Oriental, cruzó esa noche mágica el muro de Berlín por ese lugar y, según ha confesado, celebró con cerveza la caída del Muro en casa de unos desconocidos en el sector occidental de la ciudad.
Los actos protocolarios por la caída del Muro de Berlín comenzarán a media tarde del lunes con una recepción en el Palacio de Bellevue por el presidente de Alemania, Horst Köhler, que recibirá a sus invitados ya entrada la noche al final de un espectacular pasillo formado por soldados con antorchas.
Invitados especiales serán los representantes de las cuatro potencias aliadas que se repartieron Berlín al término de la II Guerra Mundial, los presidentes de Rusia y Francia, Dmitri Medvedev y Nicolas Sarkozy, el primer ministro británico, Gordon Brown, y la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.
Las autoridades alemanas cuentan también con la presencia de los jefes de Estado y Gobierno de los 27 de la UE, entre ellos, el español Jose Luis Rodríguez Zapatero, que llegará a Berlín acompañado por su colega polaco, Donald Tusk, tras celebrar una reunión bilateral en el balneario polaco de Sopot.
Todos ellos, acompañados también por destacados activistas de la revolución pacífica en la RDA, se desplazarán seguidamente a la Puerta de Brandeburgo para asistir a un breve concierto de la Staatskapelle de Berlín y el coro de la Staatsoper Unter den Linden bajo la dirección del argentino-israelí Daniel Barenboim.
También actuarán el grupo clásico Adoro, el cantante Jon Bon Jovi, el grupo percusionista Stamping Feet, Paul van Dyck, que estrenará su himno creado para la ocasión We are one, y Christian Steinhäuser.
Y todos los estadistas e invitados cruzarán después unidos y simbólicamente la Puerta de Brandeburgo para seguidamente escuchar sendas intervenciones de Merkel, el alcalde-gobernador de Berlín, Klaus Wowereit, y los representantes de las cuatro potencias aliadas que se repartieron Berlín tras la guerra.