“Confiemos en que podamos comenzar las clases con la mayor seguridad y teniendo claro que lo prioritario este curso es la salud, no lo académico. Por nuestra parte, no escatimaremos en medios, pero necesitamos la insustituible colaboración de todas las familias”. Esta carta remitida por la dirección de un centro educativo de Sevilla capital es el reflejo de cómo arranca este jueves 10 de septiembre el curso 2020/2021 después de la interrupción abrupta en marzo con motivo del estallido de la pandemia. Con las últimas instrucciones recibidas a poco menos de una semana para la vuelta a las aulas, los responsables de los centros intentan dar respuestas a padres y docentes con las que aplacar el miedo, la incertidumbre y la preocupación. Reacciones que las administraciones asumen ya e intentan minimizar con la toma de medidas tales como la obligación de usar mascarilla a partir de los seis años, lavados de manos frecuentes, distancia física, ventilación de aulas e inversiones.
Ojalá sigamos preocupados por la educación cuando pase esta pandemia, afirma el pedagogo Manuel PérezEstas inversiones servirán para aumentar la plantilla (en la escuela pública andaluza se han anunciado alrededor de 5.000 profesores más, de los cuales a la provincia de Sevilla les corresponderían 1.310, entre la pública y la concertada) y para adecuar los espacios a la “nueva realidad”. En Sevilla, 198 centros han presentado proyectos (240 aprobados) por más de 5,4 millones. Se harán obras en los accesos, cerramientos, reparación de fachadas y cubiertas; trabajos de pintura y rotulación; mejora de la red eléctrica y de comunicaciones, e implantación de medidas sanitarias y de seguridad, según los datos facilitados por la Consejería de Educación.
El departamento de Javier Imbroda recomendó también a los ayuntamientos que pusieran a disposición de los colegios espacios públicos para garantizar la distancia física en actividades como el recreo. La Junta asegura que han sido “pocos los centros que han solicitado espacios a los ayuntamientos”. Que le conste a la Delegación de Sevilla, tan sólo en Palomares y Benacazón, aunque en Sevilla capital el alcalde Juan Espadas ya ha confirmado que pone a disposición de los colegios 200 espacios municipales en los 11 distritos.
El Paulo Orosio, de Cerro Amate-Tres Barrios, cuenta con 200 alumnos de una zona que lidera el ránking de los barrios más pobres de España. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la renta media es de 5.000 euros.
Miguel Polonio y Carmen López, de la dirección del Paulo Orosio, coinciden en calificar de “insuficientes” las instrucciones acordadas. Reconocen que, aunque se “partan la cara por cumplir a rajatabla las normas”, hay momentos en la organización del día a día en los que éstas “hacen aguas”, como es el caso del comedor. “Vamos a usar todos los medios a nuestro alcance, desde correos a vídeos, para hacer llegar a las familias las normas”, asegura Carmen, que recuerda que en Tres Barrios-Amate el porcentaje de padres que no saben leer ni escribir es “importante”.
Las familias serán clave en la vuelta al colegio. El Paulo Orosio contará con un grupo de padres para organizar la entrada de los alumnos, a los que se les tomará la temperatura y se les desinfectará el calzado. “Los que estamos al pie del cañón sabemos que hay padres que mandan a los niños al colegio con fiebre”, señala Miguel, que no elude contestar a si ha pensado en abandonar sus responsabilidades directivas: “Todos los días, porque es horroroso pensar que, por un contagio en el colegio, se pueden poner en peligro las vidas, no sólo de los alumnos, sino de sus familias y de los profesores”.
El Paulo Orosio, “por el momento”, no tiene “garantías de que todas las familias tendrán material tecnológico” con el que seguir la formación online en el caso de que el virus obligue a confinarse, ni tampoco refuerzos docentes. “Ahí es donde está la madre del cordero: la reducción de la ratio”, afirma Miguel.
Medidas de conciliación
Ésta también es una de las tres reclamaciones de Elena García, presidenta del sector educación de CSIF Andalucía, que llama la atención además sobre el hecho de que arranque el curso sin medidas de conciliación para los profesores con menores a su cargo. CSIF insiste en la necesidad de un permiso retribuido para los docentes que tengan que quedarse en casa con sus hijos en cuarentena.
Las familias preparan estos días las mochilas, pero la psicóloga Merche Barbancho pide también preparar “la mochila de las emociones”. Barbancho recomienda hablar con los niños sobre cómo va a ser esa vuelta a clase, “anticiparles” situaciones como la del reencuentro, en el que no podrá haber abrazos y besos. Para evitar la angustia, esta psicóloga recuerda que los padres deben “transmitir tranquilidad”, para lo que “es bueno que los adultos compartan las incertidumbres” que tienen. Uno de los foros para ello pueden ser los grupos de WhatsApp, en los que Barbancho es partidaria de “pactar” antes de qué se habla y qué información se comparte. “Hasta que no haya vacuna, los niños van a vivir una situación anormal en el colegio”, señala Miguel que, junto con Carmen y pese a las preocupaciones, tiene claro que es “imprescindible que se abran los colegios”. “Estamos deseando empezar, porque nuestra vocación es ser maestros”.
“La pandemia le ha quitado el velo al problema de la educación”. El pedagogo Manuel Pérez, director de Educademia y promotor de Megaprofes (iniciativa solidaria que dio clases gratuitas a niños en el confinamiento y que se mantendrá este curso con 170 profesores), no se atreve a aventurar si de ésta saldrá el sistema más fuerte o no pero en lo que sí confía es en que “una vez pase esto, ojalá sigamos preocupados por la educación”.