Organizaciones de consumidores de Estados Unidos han mostrado públicamente su apoyo a la nueva legislación que garantiza la libertad de elección y preserva el derecho de los consumidores a pagar sus compras en efectivo en los comercios minoristas.
Lo han hecho recientemente en una carta de apoyo, remitida el pasado 1 de septiembre a los senadores que impulsaron la regulación, y en la que recuerdan que el efectivo es la forma de pago más común para compras y pago de facturas.
Por su parte, la Asociación Europea de Consumidores (BEUC, por sus siglas en inglés) ya hizo público su posicionamiento claro a favor del acceso al efectivo en un documento en el que lanzaba algunas recomendaciones para garantizar el derecho no discriminatorio a utilizar el efectivo.
Señalaba que incluso en Suecia -una de las sociedades consideradas más “cashless” del planeta- hasta 7 de cada 10 consumidores quieren poder pagar en efectivo, según datos de un estudio de la asociación sueca de consumidores Sveriges Konsumenter.
Los motivos coindicen entre las reivindicaciones de los grupos de consumidores tanto norteamericanos como europeos: libertad de elección, no-exclusión, acceso y privacidad. “Los consumidores deberían tener derecho a elegir cómo pagar por algo”, apuntan desde la BEUC que recuerdan en su informe que “el efectivo es la única moneda pública emitida por las autoridades”.
El acceso al efectivo es una barrera a la exclusión financiera y garantía de inclusión de la población desbancarizada que, según un reciente estudio de la Reserva Federal, cerca de una cuarta parte de la población adulta de EEUU está desbancarizada o no tiene acceso al sistema bancario. Y, además, apuntan desde la Federación de Consumidores de America (CFA, por sus siglas en inglés), “cuando los consumidores se ven obligados a pagar por bienes y servicios en transacciones sin efectivo, también se ven obligados a incurrir en gastos adicionales en forma de tarifas o comisiones”.
La injerencia en los derechos de privacidad es otra preocupación, “pagar en efectivo ofrece a los consumidores mucha más privacidad que las formas de pago electrónico”, apuntan desde la CFA. De hecho, la protección contra la piratería de datos es otro de los motivos por los que los consumidores usan efectivo.
La problemática sobre los métodos de pago se ha vuelto más prominente a raíz de la pandemia de Covid-19, a pesar de que tanto la OMS como los diferentes bancos centrales hayan desmentido públicamente el riesgo de contagio. Es más, el efectivo en circulación aumentó en Europa durante el periodo más duro de la pandemia. Según el Banco Central Europeo, entre el 13 de marzo y el 10 de abril el valor de los billetes en circulación aumentó en 46.689 millones de euros.
Por todas estas razones, defensores de los derechos de los consumidores tanto de EEUU como de Europa son firmes en su defensa del efectivo y destacan que “el efectivo necesita protección”.