Así la definió ayer José Carlos Plaza, para quien esta obra que Lorca escribió en 1933, inspirándose en un crimen real sucedido en Níjar (Almería) cinco años antes, es un texto “muy famoso”, pero también muy desconocido porque es mucho más que “un drama rural de navajas”.
Es en su opinión “una tragedia operística” sobre las raíces “llena de surrealismo, poética y filosofía” que, en palabras de Gerardo Vera, director del Centro Dramático Nacional, “necesitaba una mirada profunda”.