Juan Franco sabe que el municipio que gobierna no será ciudad autónoma pese a que intente canalizar hacia un plebiscito el respaldo social que le acompañó, de forma apabullante, en las últimas municipales. Patricio González, el alcalde algecireño que enarboló la bandera de la novena provincia, también sabía entonces, en la década de los noventa, que su propósito era una quimera.
El objetivo de ambos es un planteamiento de máximos, que llame la atención de la opinión pública y publicada, para conseguir el interés de las administraciones, primero, y sus partidas presupuestarias después. Patricio no consiguió que el Campo de Gibraltar se convirtiera en la novena provincia andaluza, pero sí que tuviera la primera Subdelegación de la Junta, un campus universitario propio, una sección de la Audiencia Provincial de Cádiz (de la que se benefició Jerez con otra), una Oficina de la Administración General del Estado y que se mantuviera la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras pese a los intentos de Cádiz y, en concreto de la entonces gobernadora civil Violeta Alejandre, de dejar una única comandancia del instituto armado en la provincia y ésa era la gaditana. En pocos años, el Campo de Gibraltar logró lo que llevaba lustros reivindicando, incluso la conversión en autovía de la Jerez-Los Barrios.
Tres décadas después de aquello, un regidor linense hace otro planteamiento de máximos ante administraciones superiores. El riesgo de generar frustración es evidente ya que su propuesta tiene escaso encaje jurídico, pero sí es una excelente oportunidad para que Gobierno central y regional miren hacia el municipio linense. La Línea necesitaba más guardias, y así lo entendió el Ministerio del Interior. Operación tras operación fueron desarticulando a los Castañitas y a los narcos que no eran Castañitas. Sin embargo, el municipio necesita más. Requiere iniciativas reales que generen riqueza gracias a la oportunidad que supone la cercanía de Gibraltar. Si la ocurrencia de ciudad autónoma consigue mejorar la vida de los linenses, pueblo noble y generoso donde los haya, bienvenida sea. En caso contrario, habrá que pedir explicaciones a Juan Franco por su imaginativo unilateralismo.