La patata que se ha empezado a recoger estos días se plantó en agosto. Según Bellido, la salud de este cultivo es espléndida esta temporada, ya que la escasez de agua le ha favorecido especialmente a este tubérculo, que enferma con el exceso de humeda. La parte aérea, es decir, la que queda expuesta al aire, sí se ha secado por las heladas de los últimos días, pero como la patata estaba ya formada bajo tierra, el frío no le ha afectado.
Los doscientos patateros de la zona, añade Bellido, han iniciado las labores de recolección con agrado, ya que el rendimiento por hectárea ha sido superior al de otros años. Si la producción media ronda entre 9.000 y 12.000 kilos por hectárea, este año se están obteniendo entre 12.000 y 20.000 kilos de patatas. “El problema llega cuando hay que dar salida a ese producto. Todavía hay patatas de otras zonas en los supermercados y a los agricultores la distribución no le da ni tan siquiera para cubrir los costes de producción. De momento la están almacenando para ver si el mercado se recupera”, detalló Bellido