Nació el 31 de diciembre de 1922, según él mismo nos cuenta, en un lugar del término de Castillo de Locubín, cercano a Valdepeñas de Jaén. Por tanto, en cuestión de ocho meses Rafael Collado Expósito cumplirá un siglo de vida. Sin embargo, no los aparenta en absoluto. Nos recibe afable y animoso, tal vez como si tuviera veinte años menos, en su casa de la calle Arcipreste Robles, muy cerca de ese espacio popularmente conocido en Alcalá como “Juego de Pelota”, y en el que, desde tiempos inmemoriales, se ha celebrado una de las fiestas con mayor arraigo en el casco antiguo de nuestra localidad: la fiesta de la Cruz. Tal vez por eso, hace un tiempo Rafael sintió la necesidad de plasmar en forma de poemas algunos de los sentimientos y vivencias que atesoraba a lo largo de su ya dilatada vida, y así lo ha hecho.
Rafael asegura que “no sabría decir con seguridad cuál ha sido mi oficio, porque he hecho muchas cosas; he trabajo en el campo, y en el negocio de cereales que he tenido siempre”. Es, ciertamente, muy conocido en la localidad, en donde vive desde hace más de setenta años. Su afición a escribir es, sin embargo, más reciente. “Antes de la pandemia iba a la universidad de mayores, íbamos dos veces por semana y me gustaba escuchar y aprender. En una ocasión, una profesora de literatura nos pidió que escribiéramos un poema. El mío fue el que más le gustó. Desde entonces comencé a escribir algunas cosas”.
Rafael, incluso con su vitalidad, nos reconoce que los años no pasan en balde, y que, a sus 99 años, le cuesta ya escribir. Sin embargo, esto no es motivo de renuncia a su afición literaria, y cuando compone algo, su hija Rosa se lo pasa ordenador y lo imprime, para que no se pierda. Pero si de algo está orgulloso es de su composición poética sobre las fiestas de la Cruz. Su intención era que se publicaran en el programa de estas fiestas, pero entonces llegó la pandemia y todo quedó en suspenso. Hay mucha nostalgia en los versos de estas poesías, pero también humor, sinceridad, ternura y muchas otras sensaciones que Rafael consigue transmitir de una manera sencilla. “Con lo bonito que era / el Puche con los muchachos, / el juego de las cucañas / y las carreras de sacos / Con lo bonito que era / los dos hermanos mayores / convidando a sus vecinos / y sin apuntarse honores”, rezan un par de estrofas, llenas de añoranza. En otros dos versos, Collado plasma de forma magistral una verdad lapidaria: “Los barrios no se hacen solos / los hace la vecindad”. Muy cierto. Los barrios, sobre todo los más añejos, necesitan a menudo de hombres como Rafael Collado para que, gracias a sus muchos años vividos y a su afición poética, pueden lograr que tantas vivencias y recuerdos no se pierdan.