Les quiero contar una experiencia tremenda que tuvo la protagonista del caso que les presente. Ella se llama Sandra y el cómo se tome esta vivencia es algo que debe saber evaluar y aceptar en su justa medida.
“Mi nombre es Sandra y nunca olvidaré la experiencia que viví hace algunos años. Fue una noche como cualquier otra, estaba sola en mi casa, estuve haciendo una ouija, yo sola [remarca] y me estaba preparando para dormir cuando sentí una presencia extraña en mi habitación. Al principio pensé que era mi imaginación, pero pronto me di cuenta de que algo no estaba bien.
Comencé a sentir una sensación de frío intenso en todo mi cuerpo, como si estuviera siendo tocada por algo invisible. Luego, escuché una voz en mi cabeza que me decía cosas horribles, palabras que no eran mías y que me hacían sentir completamente fuera de control.
No sabía lo que estaba sucediendo, pero sabía que estaba siendo poseída por algo malvado. Me sentía atrapada en mi propio cuerpo, incapaz de controlar mis pensamientos y acciones. La sensación de miedo y angustia era abrumadora.
Al día siguiente seguía teniendo esos malos pensamientos y decidí buscar ayuda. Fui a la iglesia y hablé con el sacerdote, quien me escuchó atentamente y me aconsejó que buscara ayuda profesional. Me recomendó que fuera a ver a un psiquiatra, pero yo sabía que mi problema no era psicológico, era espiritual.
Finalmente, encontré un sacerdote que estaba dispuesto a ayudarme. Era un hombre mayor, con mucha experiencia en exorcismos, y me explicó que lo que estaba experimentando era una posesión demoníaca por haber jugado a la ouija, o eso me dijo. Yo estaba nerviosa pero me transmitió mucha paz y me dijo que la única manera de liberarme era a través de un exorcismo”.
Con esta crudeza me exponía lo que le había pasado: “El exorcismo fue una experiencia aterradora. Me sentí como si estuviera en una película de terror, con mi cuerpo retorciéndose y gritando mientras el sacerdote realizaba los rituales. Pero al mismo tiempo, sentía una sensación de alivio y liberación, como si finalmente estuviera siendo liberada de la opresión demoníaca que había estado sufriendo.
Después del exorcismo, mi vida cambió por completo. Me sentía más fuerte y más segura de mí misma, y nunca volví a experimentar nada parecido. Ahora, creo firmemente en la existencia del mal y la necesidad de estar siempre alerta y preparados para luchar contra él.
Mi experiencia me enseñó que la posesión demoníaca es real, y que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su fe o creencias. Pero también me enseñó que hay ayuda disponible, y que nunca debemos tener miedo de buscarla.
Si alguien está experimentando algo similar, les recomendaría que busquen ayuda profesional inmediatamente. Ya sea a través de un sacerdote experimentado en exorcismos o un profesional de la salud mental, hay personas que pueden ayudar a liberarnos del mal que nos está afectando” confesaba.
“Mi experiencia con la posesión demoníaca fue una de las más aterradoras de mi vida, pero también fue una de las más transformadoras. Me enseñó la importancia de estar siempre alerta y preparados para luchar contra el mal” concluía.
No puedo aportar más que su testimonio y saber que, hechos así, han sucedidos ya varios en la ciudad, creer o no creer es una cuestión de cada uno allá donde su realidad es incuestionable para la persona que lo sufrió.
*Si ha vivido un hecho similar o de tipo paranormal, si desea que se investigue su caso –totalmente gratis- no dude en escribirme a correo@garciabautista.net
