El Museo del Flamenco de Andalucía parece ser ya una realidad inmediata. La semana pasada se colocó la ansiada primera piedra en un edificio en ruinas de la jerezana calle Barranco, con la presencia de toda la plana política local, provincial y regional posible. Es lo normal, ya han pasado veinte años desde que el exalcalde Pedro Pachecho presentara con entusiasmo el proyecto de la Ciudad del Flamenco en Plaza Belén, germen de lo que hoy tratamos. Tras él, la popular María José García Pelayo, la socialista Pilar Sánchez y, ahora, la alcaldesa Mamen Sánchez, han apostado por este galimatías urbanístico-cultural que hasta el momento sigue estando marcado por las buenas intenciones. Pero bueno, vamos a intentar no centrar el tema en el asunto político porque hay tanta tela que cortar al respecto que necesitaríamos varias páginas para abordar numerosos despropósitos que en cada legislatura se han puesto de manifiesto en las malogradas diligencias.
En el acto del miércoles 26 de enero, la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico Patricia del Pozo pronunció un halagüeño discurso en el que auguraba la inauguración del museo en el mes de septiembre de 2023. ¡Ojalá!
A pesar de que el camino que se ha recorrido hasta llegar aquí ha sido empedrado y tortuoso, hay que ser optimista y pensar que en la fecha fijada podremos disfrutar de esas instalaciones para bien de Jerez y su cultura. Para ello, la parte pedagógica es fundamental. Los jerezanos deben entender que el Museo del Flamenco de Andalucía será un filón turístico para la ciudad, llegando a acoger a decenas de miles de visitantes al cabo del año. No habría que olvidar que el Museo de Lola Flores formará parte de este sueño cada vez menos platónico. No creo que haya una artista más mediática en España y en constante actualidad como Lola Flores, debemos ser conscientes de ello.
¿Se entendería la proyección de la ciudad de Málaga sin su Museo Picasso? ¿Iríamos en tantas ocasiones a Bilbao sino fuese, además de por su gastronomía, por el Guggenheim? Cultura, siempre cultura. Es necesario que el producto sea defendido desde su origen como identidad popular, que sean los mismos artistas los que crean que este acontecimiento es una especie de suerte ya que podría haberse situado en Sevilla, Granada o Cádiz, puesto que la Junta de Andalucía tiene un papel presupuestario fundamental ( a través de los fondos europeos ITI) junto con el Ayuntamiento de Jerez.
Seguramente haya quien cuestione que se construyan edificios modernistas y con avances tecnológicos para la difusión del arte jondo teniendo ya peñas con unas infraestructuras extraordinarias como las de La Bulería, Tíos José de Paula o Terremoto, así como es natural que vecinos del barrio de Santiago o San Miguel, cunas de artistas históricos, se quejen del abandono de alguna de sus calles como la propia calle Nueva. Toda petición es aceptable, incluso real, necesaria y justa.
Lo que sí entiendo prioritario es entender y creer en la oportunidad que se presenta y caminar en la esperanza de que el futuro venga marcado por el avance.