Las elecciones francesas tenían el doble test de la “guerra de Putin” y el encarecimiento de la factura eléctrica y la cesta de la compra. Europeísmo, en el que el presidente francés, Macron, ha jugado un papel central por ser potencia nuclear europea y ostentar la presidencia de turno de la UE. Le Pen, ha ido ganando enteros a medida que se acercaba la jornada electoral. La preocupación por la vida económica real y que achaca todo lo malo a la ausencia de la soberanía nacional.
Los partidos herederos de De Gaulle y Mitterrand - Los Republicanos y el Partido Socialista- han conseguido magros resultados. Los más débiles de su historia. Tendrán que reconstruirse y reinventarse desde abajo, a partir de la mayoría de ayuntamientos y regiones que dominan muy ampliamente ambos partidos en toda Francia. Ni Le Pen ni Macron disponen de esas redes. Tampoco un personaje izquierdista que ha obtenido un gran resultado, Mélenchon, de la Francia Insumisa. Ha pedido que ningún voto vaya a Le Pen, pero el elector es libre.
El domingo 24 de abril se celebrará la segunda vuelta de las elecciones entre Macron y Le Pen. El resultado es abierto, aunque se supone que sea el actual presidente el que pueda ganar. Él mismo ha declarado que nada está hecho en estos momentos. Evidentemente es así. El casi 28% obtenido no garantiza la reelección. Menos, el 23% de Le Pen. Todo está abierto, todo es posible en Francia. Que no se olvide, lo que hasta la extrema derecha reconoce, que el nacionalismo exacerbado francés es funesto para España. Lo recuerdan los camioneros perfectamente. La realidad es compleja.
En México, el presidente López Obrador, que, tras amplias y concienzudas investigaciones históricas, acaba de anunciar que los españoles conquistaron México, ha comparado -cinco siglos después- que lo que Rusia hace en Ucrania es equivalente a los que España hizo en México. No era España, lo hizo Hernán Cortés en nombre de la Corona de Castilla. Ayer participó en el referéndum que había convocado sobre su revocación -o no- como presidente de México. Algo inédito, pero que iba en su programa electoral. Los mexicanos no fueron a votar, sólo el 18% acudieron a la llamada del presidente, pero el 90% de los votantes lo apoyaron. En su papeleta escribió: “Viva Zapata”. ¡Viva!
