Una cosa es predicar, y otra dar trigo. Una cosa es pertenecer a una formación política con principios ideológicos impregnados de pacifismo, y otra es formar parte del gobierno de una nación con acuerdos y compromisos internacionales que asumir para, posteriormente, cumplir. Me refiero, claro está, cómo no, a las posiciones de los ministros de Unidas Podemos contra la OTAN, cuando España está a punto de organizar una cumbre histórica en Madrid que supondrá la incorporación de Suecia y Finlandia, países de tradición neutral, a la Alianza Atlántica.
Yo también, allá por la década de los ochenta, participé en protestas contra la incorporación de España a la OTAN en las que, por cierto, había más policías que manifestantes. Hoy soy teniente de la Escala de Complemento en la reserva. Vamos, que hice la mili como alférez del IMEC. Es fruto de una evolución lógica -singular, en mi caso- ante un teatro de relaciones internacionales cambiante, que nos ha maldecido con un conflicto bélico a las puertas de Europa.
Aun siendo consciente de que las comparaciones resultan execrables, no me resisto a mirar a nuestro vecino germano. Allí, Los Verdes forman parte de una coalición de gobierno junto a socialdemócratas y liberales. La responsabilidad gubernamental y el pragmatismo han hecho que los ecologistas dejen a un lado su concepción pacifista, y ahora reclamen enviar más armas a Ucrania ante la ofensiva rusa. Además, se han convertido en los principales adalides del incremento del gasto en Defensa con 100.000 millones de euros para cumplir con el compromiso del 2% del presupuesto con la Alianza Atlántica. Esta mutación de los ecologistas alemanes ha hecho, además, que se hayan convertido en los más valorados del Gobierno de coalición, según los sondeos. Es un ejemplo más de la realpolitik . La geopolítica ha hecho que hayan tenido que dejar los principios a un lado y antepuesto la seguridad de sus conciudadanos por encima de ideales en un momento de confrontación bélica. Es de primero de sentido común. Y los ciudadanos no castigan un cambio de este tipo cuando es más que razonable. Probablemente, sancionan a quien mantiene una cerrazón difícil de argumentar en los tiempos que corren.
