Es difícil hacer un recuento del número de negocios que los trabajadores chinos han abierto en Cádiz. Los restaurantes fueron los primeros en instalarse en la ciudad, pero con el paso del tiempo, han abierto tiendas de comestibles; de ropa, en las que se puede comprar desde unos guantes hasta unos zapatos, pasando por trajes de novia a precios muy económicos; de complementos; peluquerías con aires orientales; y, sobre todo, de la conocidas como “Todo a cien”.
Tan sólo en 2009, el Ayuntamiento tramitó hasta 13 licencias de apertura solicitadas por personas de nacionalidad china para locales de todo tipo en las calles Gas, Segunda Aguada, San Francisco, Jesús de la Paz, Drago, avenida Andalucía, plaza Topete, Acacias, plaza Ingeniero la Cierva u Obispo Urquinaona. En lo que va de 2010 ya se han concedido algunas más.
En la mayoría de grandes ciudades de todo el mundo, los ciudadanos chinos se han reunido entorno a determinadas zonas comerciales en las que no sólo han hecho negocio, sino que se han organizado social y culturalmente. Así, la existencia de los “barrios chinos”, es en estas ciudades un fenómeno que traspasa lo comercial, y pasa a la esfera de lo cultural. Esto aún no sucede en Cádiz, donde incluso hay algunos propietarios de comercios tradicionales que no ven con buenos ojos la llegada masiva de comerciantes orientales, “que nos están invadiendo”.
Especialmente críticos se muestran algunos propietarios de tiendas “de veinte duros” de la zona centro, que han visto como se multiplica la competencia en sus sector. La propietaria de un local de la plaza de las Flores llega a afirmar que “no vendemos nada por culpa de ellos”. Es aquí donde surgen algunas de las leyendas que circulan en torno a este tipo de negocios, casi todas falsas o exageradas. “El Gobierno les da un montón de ayudas, y lo que tiene que hacer es ayudar a los españoles. No pagan impuestos, no hay derecho. Y encima para llevarse el dinero fuera”. En este tipo de casos es el desconocimiento o la desesperación por una mala situación financiera la que lleva a los comerciantes a hacer estas afirmaciones sin fundamento.
Las organizaciones de empresarios desmontan estos rumores. Los ciudadanos chinos pagan sus impuestos como todos los demás y no reciben ayudas distintas de las que puede obtener cualquier otra persona emprendedora.
Eso sí, desde la Unión de Comerciantes de Cádiz, que está elaborando un amplio informe sobre estos comercios, se asegura que hay ciertos aspectos preocupantes. Su presidente, Salvador Muñoz, adelanta que algunos de estos datos son “demoledores”.
Pone algunos ejemplos, como que “hay menores en las cajas a partir de determinadas horas. Otro punto es que a menudo se niegan a dar tiquets o facturas de las ventas que realizan. Y si se lo exiges, te dicen que si prefieres te vayas a comprar a otro sitio”.
De cualquier manera, Muñoz también se apresura a dejar claro que no se puede poner en duda que cumplan con todos los requisitos legales a la hora de montar su negocio. Tampoco tienen ventajas a la hora de pagar sus impuestos. “Tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones”.
Donde sí se dan algunas “irregularidades” es en los horarios de apertura. No es infrecuente ver algunas de estas tiendas abiertas bien entrada la noche y cualquier domingo o festivo. ¿Un desahogo para los clientes despistados o competencia desleal para el resto de comercios? Cada uno tiene su visión personal. La cuestión, según comentan desde la Unión de Comerciantes de Cádiz, es que cuando se va a denunciar en estos casos “es prácticamente imposible localizar a los dueños de las tiendas”.
Quizá uno de los grandes problemas a los que tiene que enfrentarse la comunidad china dentro del comercio de nuestro país es el desconocimiento del idioma, que en algunos casos puede dificultar la relación con el cliente. En este sentido, hay que destacar el esfuerzo que desde la Asociación de Comerciantes Chinos de España se está realizando por fomentar la formación de los profesionales, en muchos casos, en convenio con otras organizaciones empresariales. El fin, es que las siguientes generaciones de chinos-españoles estén plenamente integradas en la sociedad.
Mitos
Otro mito falso en torno a los comercios chinos es que sus productos sean de mala calidad. Los estudios de mercado demuestran que el cliente hace un mayor consumo del necesario sólo por pensar que compra más barato que en otros sitios. Ahí, los carteles de “Todo a cien”o “Todo a un euro”, aunque pocos productos se ciñan a este precio, tienen buena parte del éxito de estas tiendas. La compra a mayoristas a precios bajos permite mantener la rentabilidad de unos productos que no suponen un gran desembolso. En nada tiene que ver la calidad. Desde Facua Cádiz dejan claro que las reclamaciones por venta de productos de mala calidad o peligrosos son presentadas contra todo tipo de comercios, y cualquier generalización acerca de la mala calidad de los productos en los comercios regentados por chinos tiene una sola explicación: “la xenofobia”.
Actualmente en España hay 147.479 chinos censados -hay 1.300 millones en el mundo-. Lo que no está claro es el número total de negocios que regentan. El cálculo es que hay al menos quince mil empresas.
Los restaurantes son los que predominan, con más de 4.000 en toda la geografía nacional. En número le siguen las tiendas de “Todo a cien”, con alrededor de 3.500 establecimientos. Además, existen unas 2.000 tiendas de comestibles, frutos secos, bebidas y productos similares; y unos 1.000 almacenes de mayoristas. En este último caso, se pueden encontrar algunos ejemplos cercanos a la capital gaditana, en el Polígono Tres Caminos. Desde allí surten de productos no sólo a comercios orientales, sino a todo tipo de tiendas.
El número de chinos en España no se acerca, ni de lejos, al de ciudadanos de otras nacionalidades, como rumanos, marroquíes, ecuatorianos, británicos o colombianos, pero su presencia es en algunos casos mucho más visible. La culpa de ello la tiene su alta integración en el mercado laboral. Concretamente en Cádiz, apenas hay ciudadanos chinos en paro. Aquí si que se da por cierto el mito. Los chinos son trabajadores constantes y sacrificados, como lo fueron los españoles que no hace demasiados años, emigraron en busca de una vida mejor. La historia se repite en ellos.
Los datos “no cuadran” en el padrón
La población china es la tercera en cuanto a nacionalidades dentro de la capital gaditana -sin contar a los nacidos en España-. En total, a fecha de enero de 2010, hay en la ciudad 175 nativos del país asiático. Habiendo aumentado su número respecto al año pasado en 65 personas. Desde el Ayuntamiento se considera que este dato es algo llamativo teniendo en cuenta “la cantidad de negocios que se están abriendo en la ciudad”, comenta el teniente de alcaldesa José Blas Fernández.
El concejal recuerda que hace algunos años se condenó a un funcionario municipal por entregar certificados de empadronamiento falsos a ciudadanos de esta nacionalidad. El funcionario fue castigado con tres años de cárcel, dos meses de multa y otros tres años de inhabilitación. Otro de los imputados, un ciudadano chino, que era el encargado de captar a los “clientes”, llegó a empadronar hasta a 35 compatriotas en su propio domicilio.
Teniendo en cuenta estos antecedentes, José Blas Fernández contempla la posibilidad de que en la ciudad estén viviendo más ciudadanos chinos que los que contempla el censo. “Llama la atención la rapidez con la que instalan sus negocios, además, en sitios muy señalados”, dice, aunque deja claro que lo hacen “pagando todos sus impuestos”.
El teniente de alcaldesa, que ha sido el máximo responsable de la campaña de empadronamiento que el Ayuntamiento está llevando a cabo desde el pasado año, con el fin de conocer “el padrón real” de la ciudad -que consideran mayor a la reflejada por el INE, asegura que el agente censal municipal que sigue trabajando en este asunto “va a investigar”.
De cualquier manera, el hecho de abrir un negocio en una ciudad no implica que el propietario tenga que estar empadronado en ella, por lo que es aventurado hablar de irregularidades.