La Iglesia Católica celebra hoy el Miércoles de Ceniza, jornada con la que se da comiezo a un tiempo litúrgico de oración, penitencia, ayuno, y lo más importante, de preparación para la Pascua, que dura cuarenta días y que recibe el nombre de Cuaresma. Un período que la Iglesia marca para la conversión del corazón.
Los primeros cristianos que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, cubrían su cabeza de ceniza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un hábito penitencial. Con el paso de los años, la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos, hasta que en el siglo XI, la Iglesia de Roma comenzó a utilizar las cenizas para iniciar los 40 días de penitencia y conversión. Por lo tanto, las celebraciones carnavalescas estarían de más. Una premisa que Cádiz no se cumple, ya que el Carnaval roba unos días a la Cuaresma. De esta manera, la fiesta que tendría que haber culminado ayer, con la quema del Dios Momo, que para eso se hace ese día, se prolonga en tierras gaditanas hasta el próximo fin de semana.
La imposición de ceniza es una costumbre que simboliza la evasión de lo material, la llegada de la muerte, ese momento de la existencia del ser por el que, según la religión cristiana, el cuerpo se convierte en polvo y todo la material queda sin sentido. Un tiempo que también tiene cabida en la tradición literaria con el tópico del Ubi Sunt?, bien formulado en España por el escritor Jorge Manrique, a través de las Coplas a la muerte de su padre.
La ceniza procede de los ramos bendecidos el Domingo de la Pasión del Señor del año anterior.
El obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Antonio Cebalos Atienza, presidirá el acto de Imposición de la Ceniza en la Santa Iglesia Catedral de Cádiz, a las 19.00 horas. Este año la Cuaresma coronará el Año Sacerdotal, dedicado a la valoración del sacerdocio y a la renovación interior. En su carta pastoral con motivo de este tiempo litúrgico, Ceballos Atienza manifesta que el Año Sacerdotal constituye una “llamada de gracia y hasta un desafío al hombre de hoy y a todos los creyentes, en palabras del Papa, para que comprendan más a fondo y valoren el ministerio sacerdotal”. El prelado, continúa diciendo que la vida cristiana se ve expuesta con el peso del tiempo al “decaimiento y al desgaste de las energías interiores, si no cuidamos de reponerlas”. Por tanto, Ceballos Atienza, invita a los cristianos a que recurran a momentos de fortalecimiento espiritual: “Es necesario aprovechar este tiempo para plantearse la disyuntiva de renovarse o morir”.
cuaresma misionera
El obispo ha indicato a los fieles en su epístola que durante esta Cuaresma de 2010 no se trata de hacer más cosas, “sino de hacerlas mejor, con más verdad, con más inspiración, en una palabra, con más espíritu”.
Una Cuaresma misionera y evangelizadora postula, según el prelado, unas celebraciones de la penitencia más frecuentes, más comunes, más apremiantes. Celebraciones no sacramentales que desarrollen el espíritu de penitencia y arrepentimiento, y que preparen para vivir personalmente la celebración sacramental del perdón. Por ello, invita a una Cuaresma en la que se ahonde en la vivencia de la comunión, sus celebraciones, visitas, servicios, ejercicios de caridad, en las residencias, en las casas o barrios de los necesitados.
En definitiva, Ceballos Atienza, dirige unas palabras a los fieles para instarles a que dediquen tiempo a estar con los que lo necesitan, a atenderlos, a aliviar sus carencias y penurias, “a hacerlos sentir el amor gratuito de Dios, a hacer de verdad con ellos la realidad de la vida eterna que queremos acercar y adelantar por los ejercicios de la Cuaresma”. Una manera de responder a “la indiferencia de las personas y de las instituciones a la hora de hacer frente a la crisis económica y del paro”. Una llamada a lo que el prelado a dado en llamar “solidaridad con los parados y personas que lo necesitan”.
Los primeros cristianos que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, cubrían su cabeza de ceniza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un hábito penitencial. Con el paso de los años, la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos, hasta que en el siglo XI, la Iglesia de Roma comenzó a utilizar las cenizas para iniciar los 40 días de penitencia y conversión. Por lo tanto, las celebraciones carnavalescas estarían de más. Una premisa que Cádiz no se cumple, ya que el Carnaval roba unos días a la Cuaresma. De esta manera, la fiesta que tendría que haber culminado ayer, con la quema del Dios Momo, que para eso se hace ese día, se prolonga en tierras gaditanas hasta el próximo fin de semana.
La imposición de ceniza es una costumbre que simboliza la evasión de lo material, la llegada de la muerte, ese momento de la existencia del ser por el que, según la religión cristiana, el cuerpo se convierte en polvo y todo la material queda sin sentido. Un tiempo que también tiene cabida en la tradición literaria con el tópico del Ubi Sunt?, bien formulado en España por el escritor Jorge Manrique, a través de las Coplas a la muerte de su padre.
La ceniza procede de los ramos bendecidos el Domingo de la Pasión del Señor del año anterior.
El obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, Antonio Cebalos Atienza, presidirá el acto de Imposición de la Ceniza en la Santa Iglesia Catedral de Cádiz, a las 19.00 horas. Este año la Cuaresma coronará el Año Sacerdotal, dedicado a la valoración del sacerdocio y a la renovación interior. En su carta pastoral con motivo de este tiempo litúrgico, Ceballos Atienza manifesta que el Año Sacerdotal constituye una “llamada de gracia y hasta un desafío al hombre de hoy y a todos los creyentes, en palabras del Papa, para que comprendan más a fondo y valoren el ministerio sacerdotal”. El prelado, continúa diciendo que la vida cristiana se ve expuesta con el peso del tiempo al “decaimiento y al desgaste de las energías interiores, si no cuidamos de reponerlas”. Por tanto, Ceballos Atienza, invita a los cristianos a que recurran a momentos de fortalecimiento espiritual: “Es necesario aprovechar este tiempo para plantearse la disyuntiva de renovarse o morir”.
cuaresma misionera
El obispo ha indicato a los fieles en su epístola que durante esta Cuaresma de 2010 no se trata de hacer más cosas, “sino de hacerlas mejor, con más verdad, con más inspiración, en una palabra, con más espíritu”.
Una Cuaresma misionera y evangelizadora postula, según el prelado, unas celebraciones de la penitencia más frecuentes, más comunes, más apremiantes. Celebraciones no sacramentales que desarrollen el espíritu de penitencia y arrepentimiento, y que preparen para vivir personalmente la celebración sacramental del perdón. Por ello, invita a una Cuaresma en la que se ahonde en la vivencia de la comunión, sus celebraciones, visitas, servicios, ejercicios de caridad, en las residencias, en las casas o barrios de los necesitados.
En definitiva, Ceballos Atienza, dirige unas palabras a los fieles para instarles a que dediquen tiempo a estar con los que lo necesitan, a atenderlos, a aliviar sus carencias y penurias, “a hacerlos sentir el amor gratuito de Dios, a hacer de verdad con ellos la realidad de la vida eterna que queremos acercar y adelantar por los ejercicios de la Cuaresma”. Una manera de responder a “la indiferencia de las personas y de las instituciones a la hora de hacer frente a la crisis económica y del paro”. Una llamada a lo que el prelado a dado en llamar “solidaridad con los parados y personas que lo necesitan”.
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