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El Loco de la salina

Arriba, paisanos

Muchos locos creían que las fiestas no se iban a acabar nunca, pero ya están viendo que hay que volver pronto a las pamplinas y locuras de siempre

Publicado: 15/01/2023 ·
17:26
· Actualizado: 15/01/2023 · 17:26
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Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Empieza la cuesta, la verdadera cuesta, la de enero. Hasta los primeros quince días puede parecer que todo ha sido coser y cantar, pero a partir de esta segunda mitad de mes, muchos dejarán de coser y además desafinarán. Los demás meses del año no es que estén de adorno, pero enero se sale. Una buena solución política sería quitar este mes del Código Penal, con lo que se acabarían las cuestas, aunque nos comamos los Reyes con papas. Aquí el que no aprende es porque no quiere.

Muchos locos creían que las fiestas no se iban a acabar nunca, pero ya están viendo que hay que volver pronto a las pamplinas y locuras de siempre.

Yo me paso el día leyendo en la biblioteca y, miren ustedes por donde, ha caído en mis manos un relato, un mito, que describe perfectamente el martirio que supone esta cuesta de enero y cuánto tiene que sudar el ser humano en este mundo repleto de cuestas, de fatigas y de trabajos. Se trata del mito griego de Sísifo. Lo cuenta el poeta Homero y yo se lo resumo.

Sísifo era un personaje muy particular, un destacado tramposo y un chivato, además de mentiroso, astuto y estafador…, pero muy listo el tunante. No me refiero a ningún presidente del gobierno, por favor, que después dicen que me meto con los políticos.
Tampoco me voy a extender más sobre el personaje, y, si alguien quiere saber más cosas de Sísifo, puede buscarlo en Internet y verá que el prenda no tiene desperdicio. El que quiera profundizar más, incluso puede leerse El mito de Sísifo de Albert Camus, aunque ya eso es para nota. Menos mal que en La Isla se lee mucho y parece que estoy viendo las colas en las librerías preguntando por ese relato.

La cuestión, en apretado resumen, es que Sísifo le hizo a Zeus, padre de todos los dioses, un feo muy grande muy grande, por lo que el dios decidió castigarle a fondo con todas las de Caín. Y no se quedó corto. El castigo divino consistió en que el pobre mío tenía que subir una piedra muy gorda desde el valle hasta lo más alto de la montaña, y una vez allí, le tiraban el pedrusco para abajo, por lo que tenía que bajar, echárselo a la espalda y volver a subirlo una y otra vez. Así la criatura se pasaba los días, los meses, los años y así estará toda la eternidad, cargando con la piedra, bajando hasta la base de la montaña y volviéndola a subir infinitas veces. Pienso que a Zeus se le fue la mano.

Este mito describe muy bien lo que es la vida del hombre (sí, pesados, y de la mujer, que sois muy cansinos y cansinas). Y sobre todo refleja lo que es la cuesta de enero para el conjunto de todos los mortales, sean locos o cuerdos. Esos pequeños respiros que tenemos los humanos también los tenía Sísifo cuando iba bajando a recoger el pelote, porque ya se sabe que las bajadas son llevaderas. Así lo dice el refrán: “En las cuestas arriba quiero mi burro, que las cuestas abajo bien me las subo”.

En fin, que ese castigo tan horroroso lo sigue soportando Sísifo, que no es más que la imagen de las miserias que pasamos los mortales en este valle de lágrimas.

Por todo ello, paciencia, paisano, que a enero nos lo cargaremos los locos precisamente con el mes de febrero, el más corto y el más loco de todos los meses. Ánimo y arriba con la piedra.


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