Seis décadas han transcurrido desde que Seat empezara a producir el mítico 600, el coche que motorizó España, hasta la asignación a la planta de Martorell (Barcelona) del nuevo todoterreno urbano de Audi, que será realidad el próximo año.
Dos modelos, el 600 y el Q3, que representan el pasado y presente de una compañía que asegura estar más preparada que nunca para el futuro.
“Seat ha acompañado la modernización de este país desde una perspectiva industrial, laboral y social”, señala el actual presidente de la compañía, el británico James Muir.
La Sociedad Española de Automóviles de Turismo (Seat) nació en la primavera de 1950 de la mano de un conglomerado formado por el Instituto Nacional de Industria (INI), organismo público propietario del 51% del capital social de la empresa; de siete bancos españoles (42%) y del fabricante italiano Fiat (7%), que aportó además su asesoramiento técnico y la licencia de producción de sus modelos.
En mayo de 1953 empezaba a funcionar la cadena de montaje de la fábrica, levantada inicialmente en la Zona Franca de Barcelona, y el 13 de noviembre de ese año salía el primer vehículo construido por Seat: el 1400A, el equivalente de entonces a la actual berlina Exeo.