Acaba el año y es tiempo de hacer balance, de valorar lo que hemos hecho, de comprobar en qué medida hemos cumplido los propósitos que nos hicimos en el tiempo que tarda nuestro planeta en dar una vuelta completa alrededor del Sol.
Observando la realidad cotidiana, a veces parece que nada cambia, a pesar de que la Tierra se mueve a una velocidad de 107 mil km/h y, en un año, recorre 940 millones de kilómetros en su órbita elíptica siguiendo al Sol. Además del movimiento de traslación, nuestro planeta gira sobre sí mismo, como un trompo sobre un eje imaginario inclinado 24 grados, que causa las estaciones, a una velocidad media de 1.670 km/h, completando un giro en 24 horas y dando lugar a los días y las noches. El Sol, al que la Tierra orbita, también se mueve a 251 km/s en su órbita alrededor del centro de la Vía Láctea, y nuestra galaxia se desplaza a una velocidad de unos 550 km/s. En ella, entre 100 y 400 mil millones de estrellas, y una cantidad similar de planetas, viajan con nosotros.
En la Tierra necesitamos 365 giros sobre nosotros mismos para completar una vuelta al Sol. Cada giro supone luz y oscuridad, aciertos y errores. Transitamos por un espacio-tiempo que siempre es nuevo, sin ser conscientes del cambio que es esencial a todo. Damos vueltas sobre nosotros mismos intentando avanzar, persiguiendo objetivos y metas. El avance no es lineal, sino que también orbitamos atraídos por algo mayor que, a su vez, también se ve impulsado a seguir a algo más grande.
Los propósitos en los que nos enfocamos tiran de nosotros, haciéndonos avanzar en cada giro diario. Cuando esos propósitos no están alineados con los del sistema mayor al que pertenecemos, la rotación diaria sin traslación ni avance solamente consigue mareo y cansancio. Necesitamos propósitos en nuestras vidas que nos saquen del giro continuo que, como al hámster en su rueda, no lleva a ningún lugar, aunque no se pare. Propósitos personales y profesionales, y también propósitos en las empresas, que son objetivos alineados con la misión de satisfacer necesidades en quienes nos rodean. Hacer lo de ayer no suele valer. El ayer sucedió en otro espacio en el que ya no estamos, ni estaremos. Preparémonos para aprovechar al máximo otro viaje galáctico por el espacio-tiempo. Ojalá elijamos bien los propósitos que nos guíen en este camino el próximo año. ¡Feliz 2024!
