De las tres cosas, que dice la canción, hay en la vida, la salud es la primera. Porque sin ella ni el dinero ni el amor se pueden disfrutar. Cuando las personas nos agrupamos formando sociedades pretendemos dar respuesta a las necesidades más vitales de cada cual, aportando cada una lo que le corresponda en justicia y posibilidad. Las recaudaciones de impuestos tienen su única justificación en poder afrontar con lo recaudado aquellas contingencias y accidentes que pongan en riesgo la vida de quienes en sociedad viven. Una administración pública que a pesar de recaudar impuestos no sea competente para atender a la población que los paga pierde inmediatamente legitimidad. Y a partir de ese momento cualquier persona debería tener la libertad de aplicar los impuestos que debe pagar a paliar la necesidad vital que padece. Esto evidentemente no le hace gracia a quienes a la política se dedican ya que si cada ciudadana o ciudadano pudiera decidir donde se aplican los impuestos que paga, más de uno y de una se quedaría sin sueldo y alguna alta institución del Estado tendría que mendigar lo suyo. -¿Cómo se le ocurre a Vd, si quiera imaginar tal dislate? La verdad es que la imaginación vuela cuando se tiene urgencia para recibir una asistencia que se paga con los impuestos y esta no llega. Más aún cuando de la salud se trata. Pagar impuestos es necesario, siempre y cuando las personas reciban la atención o servicio que precisan. Importa aclarar que lo preciso queda delimitado por la definición de derechos humanos. Para lujos y caprichos que cada cual se las apañe. La salud, que engloba las actuaciones precisas para preservarla, agua potable, alimentación saludable, techo donde cobijarse, vestimenta adecuada…, así como la atención medico sanitaria para restablecerla cuando se pierde, es una de las grandes razones para legitimar el pago de impuestos. ¿Qué hacer cuando se le da largas a las personas que deben ser atendidas en inacabables listas de espera, sólo para que pueda diagnosticar la dolencia un médico especializado? O, más aún, cuando de una intervención quirúrgica se tratará y se demora la fecha, sine die. Una tortura psicológica para la persona afectada que en ocasiones tiene la intuición de que día a día la vida se le escapa sin remedio.
Al iniciar este texto se pretendía ilustrarlo con datos relativos al numero de personas dedicadas a la sanidad en España y su evolución, pongamos en 20 años. También de listas de espera para ser atendidas por distintas especialidades médicas. También establecer alguna comparativa entre el numero de personal sanitario por 1000 habitantes. En internet hay mucho para ilustrarse. Dos interesantes reportajes de los mismos autores – Samuel A Pilar y Jaime Gutierrez- publicados en enero y febrero del año pasado pueden localizarse en internet, presentando un panorama preocupante y, por qué no calificarlo de indignante. Las injustificables cifras de listas de espera se duplican en los últimos 20 años. En 2003 el total de personas en listas de espera era de 438228 y en 2023 de 819984. Y el motivo esencial es ¡que faltan médicos! Además también faltan médicos en la asistencia primaria por lo aunque no se califican de listas de espera, las hay ya que se disfrazan con aquello de las “citas médicas” que pueden tardar semanas en ser atendidas. Total que dicen las personas irresponsablemente dedicadas a gestionar la sanidad que ¡faltan médicos!. ¿Cómo es posible que falten médicos? ¿Podría ser que no haya quien estudie medicina o enfermería? En España hay 86 universidades y cerca de 50 tienen Facultades de Medicina. En 2022 por cada plaza que se ofertaba en medicina se presentaron 12 solicitudes y cinco por cada plaza en enfermería. Es evidente que cada curso escolar miles de personas desean formarse como personal sanitario. Por tanto no hay problema de demanda de estudiantes e incluso Medicina y Veterinaria aparecen como las especialidades más demandadas. ¿Qué ocurre entonces para que falten médicos? ¿Quizás emigran al extranjero? Desde 2013 hasta 2016 se detectó el fenómeno migratorio de personal sanitario, pero desde ese último año las cifras han descendido y el personal que mayoritariamente emigra es el de enfermería. Por tanto tampoco parece que la migración sea la respuesta. Igual la más sencilla es que no se forman en las especialidades médicas en número suficiente para atender aumento demográfico y envejecimiento de la población. ¿De quien depende el sistema de especialización? El conocido programa MIR -Medico Interno Residente- es quien permite mediante el ejercicio tutorizado alcanza la especialización. ¿Pudiera ser que es costoso adquirirla? Tampoco esta sería la causa del déficit de especialistas médicos ya que no tiene costo el programa, es más quienes acceden, mediante oposiciones calificadas de duras, reciben un salario por el trabajo (en prácticas) que realizan. Y el programa MIR que regula el Real Decreto 1146/2006, de 6 de octubre, por el que se regula la relación laboral especial de residencia para la formación de especialistas en Ciencias de la Salud. Ministerio de la Presidencia «BOE» núm. 240, de 07 de octubre de 2006; depende de la supervisión y gestión del Ministerio de Sanidad español. - ¡Mire Vd! No acabo de comprender cómo faltan médicos. -Ni Vd., ni quien padece este injustificable dislate, pueden comprender que el Gobierno de la nación no hay puesto los medios para dotar de suficiente personal el sistema nacional de salud mediante la planificación y las transferencias oportunas a las autonomías para que se forme y luego se contrate al personal necesario. Otro dato muy importante es que quien realiza el MIR debe quedar comprometido durante un tiempo prudente al servicio del sistema publico de salud, de forma que al menos una parte del costo de su formación, que se paga con dinero de todas y todos, se amortice. Algo similar a quienes se forman como pilotos en el Ejército del Aire ya que en 2018, el Estado Mayor del Ejército del Aire notó una falta de personal y que esta tendencia aumentaría con el tiempo. Más del 10% de los pilotos habían pedido excedencia para trabajar en el sector privado. Por ello en 2019 el ejercito amplió a 12 años el tiempo de servicio de los pilotos en el ejército. Quienes se especializan en el MIR en los que se invierten 5 años de formación, bien podrían dedicar algunos años más de especialización al sistema público de salud que es quien lo formó. La respuesta la tiene el Gobierno ya que expertos concluyen que en 2027 podría quebrar el sistema sanitario por falta de personal sanitario.
Fdo Rafael Fenoy Rico