El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, ha criticado este jueves la explicación de Israel al ataque perpetrado contra un convoy de la ONG World Central Kitchen (WCK), del chef asturiano José Andrés, en la que murieron siete trabajadores humanitarios, incluida una ciudadana australiana, y ha pedido a su homólogo israelí, Benjamin Netanyahu "plena responsabilidad por lo ocurrido".
La voluntaria con ciudadanía australiana fue identificada como Lalzawmi 'Zomi' Frankcom, de 43 años, y era la líder del equipo. También trabajó en Bangladesh, Pakistán e, incluso, en Australia durante los incendios forestales. "Ayudaba a la humanidad y que la mataran de esta manera es una evento catastrófico y devastador para su familia. Nuestra nación también lo siente profundamente", ha afirmado.
"'Zomi' Frankcom viajaba en un vehículo claramente identificado como vehículo de ayuda humanitaria. No debería haber estado en riesgo. No debería haber estado en peligro. Y lo que no es suficientemente bueno son las declaraciones que se han hecho, incluyendo que esto es sólo producto de la guerra", ha declarado.
Albanese ha manifestado que estos comentarios "van en contra del Derecho Internacional Humanitario" y ha subrayado que "los trabajadores humanitarios deberían poder proporcionar esa ayuda y esa asistencia, libres de la amenaza de perder la vida".
"Lo que sabemos es que el impacto de esta guerra es tal que no debería darse el caso de que palestinos inocentes o personas que los ayudan tengan que pagar el precio por las acciones del grupo terrorista Hamás", ha aseverado.
En este sentido, Albanese, que ha informado de que el miércoles llamó a Netanyahu, ha hecho hincapié en que Australia, tal y como ha demostrado con su voto en la ONU, ha pedido un alto el fuego humanitario. "Se han perdido demasiadas vidas inocentes en Gaza", ha denunciado.
El jefe del Estado Mayor de Israel, Herzi Halevi, afirmó en la víspera que el ataque contra el convoy humanitario "fue un grave error" que tuvo lugar "tras una identificación errónea durante una guerra en condiciones muy complejas", subrayando que no fue "intencionado" y que "no debería haber ocurrido".
El lunes por la noche el Ejército israelí bombardeó un convoy de WCK en la zona de Deir al Balá, en el centro de la Franja de Gaza. Los fallecidos tenían nacionalidad británica, polaca, australiana, palestina y estadounidense-canadiense. Tras el ataque, la ONG ha paralizado sus operaciones en el enclave.
Los trabajadores de WCK se encontraban en la Franja en plena misión humanitaria, en colaboración con la ONG Open Arms, para establecer un corredor humanitario marítimo entre Chipre y Gaza y sortear así las enormes trabas impuestas por Israel para la entrega de ayuda por vía terrestre.
El Ejército israelí inició una ofensiva contra el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) en respuesta a sus ataques del pasado 7 de octubre, que dejaron 1.200 muertos y 240 rehenes. Desde entonces, las autoridades palestinas han notificado la muerte de casi 33.000 personas, a las que se suman alrededor de 440 palestinos en Cisjordania y en Jerusalén Este por las acciones de las fuerzas de seguridad y de colonos israelíes.