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Cuatro personas, entre ellas dos bebés prematuros, han fallecido por tosferina en 2024

Los datos de la Renave sitúan la incidencia en España en 81,2 casos por 100.000 habitantes en este periodo, frente a los 5,78 que se contabilizó el año pasado

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  • Vacunación.

Cuatro personas, entre ellas dos bebés prematuros, además de dos personas mayores con patologías previas, han fallecido en lo que llevamos de año por tosferina, que desde que empezara la onda epidémica en nuestro país a mediados de octubre ha dejado 11.175 casos, 9.785 en los primeros cuatro meses de 2024.

Son los datos que arroja la última "Actualización de la situación de la tosferina en España. Datos provisionales enero-marzo 2024" elaborado por la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Renave), conocido después de que el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) haya advertido del incremento de esta enfermedad en la UE desde el año pasado.

Los nuevos datos de la Renave sitúan la incidencia en España en 81,2 casos por 100.000 habitantes en este periodo, frente a los 5,78 que se contabilizó el año pasado.

En este brote, han fallecido cuatro personas, todas en condiciones de riesgo: un lactante prematuro de 3 meses de edad cuya madre no había recibido la vacuna durante la gestación, y otro bebé, también prematuro de 2 meses, en cuyo caso su progenitora se había vacunado 5 días antes del parto.

Mientras, los otros dos casos son el de una mujer de 73 años en cuidados paliativos y el de un hombre de 83 años con coinfección respiratoria por otros microorganismos.

A finales de 2023, se produjo el fallecimiento de otro bebé cuya madre no se había vacunado, una cifra que, según resaltan a EFE desde el Centro de Cordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), entra dentro de lo esperable.

El número de defunciones anuales desde 2010 (excluyendo 2020, 2021 y 2022, en los que las restricciones por la covid-19 frenaron en seco la circulación de la bacteria Bordetella pertussis causante de la tosferina) ha variado entre 1 y 8 muertes.

La mayoría son casos leves

La tosferina suele presentar un patrón estacional de predominio en meses cálidos -con ondas epidémicas cada 3-5 años-, pero en la actual se ha roto ese comportamiento, de modo el repunte de casos empezó en otoño (octubre de 2023) y se ha incrementado ostensiblemente durante los meses de invierno, especialmente a partir de enero de 2024.

Por este motivo, los datos no se pueden comparar de un año a otro.

En general, los casos notificados son leves, y solo el 3,8 % ha acabado en el hospital. La mayoría se dan en edad pediátrica, con un 68,7 % en menores de 15 años; el grupo con más incidencia es el de 10 a 14 años, con el 38,7 % del total, seguido del de 5 a 9 años (18,2 %).

Así, la incidencia máxima se registra en el grupo 10-14 años (587,1 casos por 100.000 habitantes), que superan a los menores de 1 año (475,7), seguidos del grupo de 5-9 años (320,6) y del grupo de 1-4 años (210,4), que han superado de esta forma los valores del pico epidémico de 2015, que ha sido el peor hasta la fecha.

En menores de 2 años se han notificado 534 casos (5,47 %), de los que el 71,7 % se han dado en los de menos de 1 año; de ellos, los lactantes con un mes de vida son los que más positivos han registrado (56).

A partir de los 11, cuando ya se ha completado la pauta de 3 dosis de vacuna, los casos caen ostensiblemente.

La vacunación redujo hasta un 36 % las hospitalizaciones

En España, la vacunación contra la tosferina se introdujo en la década de 1960 con la combinada DTP, que fue sustituida progresivamente desde finales de 1990 hasta 2005 por la vacuna acelular (DTPa).

Ya en 2016, se amplió a las embarazadas a partir de la semana 27 con dTpa que, aunque genera una inmunidad menos efectiva frente a la infección, otorga una buena protección frente a los casos graves, lo cual ha provocado un cambio en el patrón epidemiológico que es el que ha llevado al aumento de la incidencia desde 2010 con un marcado predominio de los casos leves.

En adolescentes y adultos la enfermedad puede ser leve, mientras que en los menores de 6 meses, sobre todo en los menores de 3, que aún no han recibido dos dosis de primovacunación, la tosferina presenta riesgo de complicaciones y mortalidad.

Por todo ello, los expertos en salud pública subrayan la importancia de vacunar a la población infantil siempre que se pueda, a la edad indicada en calendario (2, 4 y 11 meses) y que si se ha perdido alguna dosis puedan ser identificados y recaptados para recibir las dosis tan pronto como sea posible.

A las embarazadas se les recomienda vacunarse preferentemente en la semana 27-28 de gestación y antes si hay amenaza de parto prematuro.

Según una reciente investigación del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), llevado a cabo desde el Centro Nacional de Epidemiología (CNE), la vacuna de la tosferina prenatal ha reducido desde su introducción en 2015 hasta un 36 % las hospitalizaciones de los bebés menores de 3 meses, así como también la duración del ingreso, que bajó dos días hasta quedarse en los 4,5.

Los resultados demostraron que, antes de la introducción de este fármaco en 2015, la tasa de hospitalización de los lactantes de 0 a 2 meses era cinco veces mayor que la de los menores de 3 a 11 meses, y permanecían ingresados además un promedio de 2 días más.

Sin embargo, tras el pico epidémico de 2015, las tasas de hospitalización disminuyeron en ambos grupos de edad, pero mientras la de los más mayores se redujo anualmente un 26 %, la caída de los ingresos en el grupo de 0 a 2 meses alcanzó el 34 %.

En 2019, la cobertura en este grupo llegó al 84 %; en 2022, el último año sobre el que hay datos, fue del 87,2 %. 

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