El Ayuntamiento de Cádiz ha acordado en Junta de Gobierno Local solicitar a la Universidad de Cádiz la necesidad de “tapiar puertas y ventanas” del edificio El Olivillo para que no pernocten vagabundos en su interior. Y para ello el Gobierno municipal les da una semana de plazo.
En la solicitud, que ya ha sido remitida a los órganos de gestión de la UCA, se añade también que deben limpiar y desinfectar el edificio de manera que se elimine todo tipo de insectos que pueda haber, así como mantener en buen estado los cerramientos de la finca y los elementos estructurales y clausurar el paso del agua de manera que se reutralice la acometida eléctrica y del agua.
“La UCA tiene la obligación de mantener el edificio en perfecto estado de manera que se evite que haya alguien viviendo en su interior y pueda producirse un accidente. Además, se trata de una fachada emblemática de la ciudad y hay que mantenerla en buen estado”, dijo el alcalde accidental, José Blas Fernández.
El edificio de El Olivillo, propiedad de la UCA, se ha convertido en una patata caliente para el Ayuntamiento y para la Universidad de Cádiz debido al estado tan lamentable de mantenimiento en el que se encuentra. Después de años de abandono y de ser residencia habitual de decenas de vagabundos, el Consistorio gaditano no está dispuesto a que ese edificio, que se encuentra ubicado en un espacio que el Gobierno local está poniendo en valor de cara al Doce, se convierta en un punto negro que desluzca las mejoras que está impulsando allí como el nuevo Hotel Atlántico, el Castillo de San Sebastián, el nuevo paseo marítimo del Castillo de Santa Catalina, o la carretera de Circunvalación. Tampoco para la UCA es un edificio del que pueda sentirse orgulloso en su estado actual y el principal escollo con el que se encuentra para su puesta en valor es puramente económico. Sin embargo deberá realizar las mejorar que el Consistorio le exigen.
En la solicitud, que ya ha sido remitida a los órganos de gestión de la UCA, se añade también que deben limpiar y desinfectar el edificio de manera que se elimine todo tipo de insectos que pueda haber, así como mantener en buen estado los cerramientos de la finca y los elementos estructurales y clausurar el paso del agua de manera que se reutralice la acometida eléctrica y del agua.
“La UCA tiene la obligación de mantener el edificio en perfecto estado de manera que se evite que haya alguien viviendo en su interior y pueda producirse un accidente. Además, se trata de una fachada emblemática de la ciudad y hay que mantenerla en buen estado”, dijo el alcalde accidental, José Blas Fernández.
El edificio de El Olivillo, propiedad de la UCA, se ha convertido en una patata caliente para el Ayuntamiento y para la Universidad de Cádiz debido al estado tan lamentable de mantenimiento en el que se encuentra. Después de años de abandono y de ser residencia habitual de decenas de vagabundos, el Consistorio gaditano no está dispuesto a que ese edificio, que se encuentra ubicado en un espacio que el Gobierno local está poniendo en valor de cara al Doce, se convierta en un punto negro que desluzca las mejoras que está impulsando allí como el nuevo Hotel Atlántico, el Castillo de San Sebastián, el nuevo paseo marítimo del Castillo de Santa Catalina, o la carretera de Circunvalación. Tampoco para la UCA es un edificio del que pueda sentirse orgulloso en su estado actual y el principal escollo con el que se encuentra para su puesta en valor es puramente económico. Sin embargo deberá realizar las mejorar que el Consistorio le exigen.
