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Sábado 30/11/2024
 
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La escritura perpetua

Ramón Lobo

Algo tiene de poema el último libro de Ramón Lobo, corresponsal de guerra de ’El País’, titulado ’El autoestopista de Grozni’

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Algo tiene de poema el último libro de Ramón Lobo, corresponsal de guerra de ’El País’, titulado ’El autoestopista de Grozni’, porque al finalizar el relato el lector puede encontrarse completamente emocionado. Porque es un libro -brevísimo, 57 páginas y en formato reducido- escrito con verdadera pasión. Pasión por el periodismo, por el complicado oficio de corresponsal de guerra. Pero sobretodo pasión por la vida en un relato en el que se reflexiona mucho sobre la muerte, que este  periodista de pura raza siempre ha descrito desde tan cerca. “La vida y la muerte, después de todo, es producto de la casualidad”, dice Ramón Lobo, que explica: “La bala que te mata es la que no se oye”.
     La obra enlaza, pese a su brevedad, con importantes libros publicados por corresponsales de guerra. Como ‘Territorio Comanche’, de Arturo Pérez Reverte, o las ‘Memorias’ de Maruja Torres, en las que la autora sostenía que en los momentos de verdadero riesgo siempre necesitaba aferrarse a la mano de alguien, aunque fuera un completo desconocido, porque al morir hay que estar acompañado.
     ‘El autoestopista de Grozni’ lleva como subtítulo ‘Y otras historias de fútbol y guerra’, porque pertenece a una colección lanzada por ‘Libros KO’ que pretende ser una reflexión sobre el fútbol desde diferentes vertientes. Ramón Lobo lleva al Real Madrid en el corazón. Y se refiere con ironía a la importancia capital del fútbol incluso en lugares invadidos por la violencia y la tragedia: “En 2003, cuando George W Bush presumía de misión cumplida a bordo de un portaviones, muchos irakíes parecían más interesados en el fichaje de David Beckham que en el paradero de Sadam Huseim”, escribe. Y hace referencia Lobo al humor negro que segrega el corresponsal de guerra ante la proximidad de una bomba o de los francotiradores. Ese humor negro que lo llevó a gritar, lleno de dicha, “Goool de Espaaaña!” cuando el Arsenal de Arsène Wenger marcó un tanto al Barça en la final de la Champions de 2006, que finalmente ganó el F. C. Barcelona.

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