NELSON MANDELA
Rosa Parks, aquella mujer negra que se negó a levantarse del asiento de un autobús para que se sentase un blanco y Nelson Mandela, que después de 27 años de cárcel, tendió la mano a sus propios verdugos diciéndoles que podrían hacer un país mejor si todos arrimaran el hombro, han sido los dos gestos más fáciles del siglo XX. Actos que una persona sencilla podría haber hecho en cualquier momento, pero, desde luego, si algo nos puede enseñar la historia de la humanidad es que el verdadero arrojo y valor se produce no con lo que nadie se atreve , sino con lo que nadie cree que se puede hacer.
Parks y Mandela, construyeron una paz esencial para la convivencia: negros y blancos con los mismos derechos.
Mandela hizo de su propia condena, una virtud, una resistencia que llegó a conmover al mundo porque desde la prisión llamaba a la paz y a la libertad que él mismo no tenía.
Al salir de la misma lo arriesgó todo por la reconciliación y el perdón, con una altura de miras que resulta casi imposible que se pueda ver en la política moderna.
Este gesto fue de tan extraordinaria grandeza y tuvo tal efecto en la sociedad moderna, que nadie recuerda que era facilísimo. Tan fácil que debería producirnos vergüenza y humillación creer que no va hacerlo nadie así, pero esto no es un victoria de Mandela sino una derrota de nuestro tiempo y de nosotros mismos.
Si ya hoy extrañamos a este inmenso líder negro es porque no vemos a nadie alrededor de nosotros que sea capaz de frenar una venganza, de parar una guerra ó de dejar de alimentar tanto odio.
Mandela hizo con su país lo que cualquiera hace a diario con su familia: sentarlos a la mesa en paz sin pedir cuentas. Salvó a los suyos que ya lo estaban porque tenían razón, pero también salvó a los otros porque estos se vieron totalmente deformados en el espejo de Mandela.
Su gran lección ha sido que la paz se construye con la mirada limpia y que no hay vallas para los derechos humanos.
Es tan sencillo y hace falta tan poco que lo que le convierte en legendario a MADIBA, como le llamaban, es la escasa disposición que tenemos todos los demás para emprender lo que él ha hecho tan fácilmente.
Algeciras a 10 de diciembre de 2013
Patricio González