Este viernes 4 de abril desembarca en los cines Noé, la cinta dirigida por Darren Aronofsky y protagonizada por Rusell Crowe. Una superproducción de proporciones bíblicas que cuenta con una réplica a escala real de la colosal embarcación y que, según afirma el director, fue construida siguiendo paso a paso el relato del Génesis.
Para entender por qué Aronofsky quiso construir su propia Arca es necesario volver primero la vista al enfoque que el director de Pi o Cisne Negro quiso darle a la historia de Noé para convertirla en una experiencia cinematográfica emocionante y épica, pero a la vez compleja y valiente.
Y es que, pese a ser uno de los pasajes más populares de La Biblia, el Diluvio Universal solo ocupa unos párrafos en el Libro del Génesis. Enfrentarse a dicho material -escaso para dictar palabra por palabra un guión, pero sumamente precioso a la hora de armar los mimbres de un potente relato- determinaría el futuro de la producción.
"Repasamos meticulosamente lo que está escrito en el Génesis, y luego creamos un escenario en donde esos milagros podrían suceder", señala Aronofsky, que recuerda que el enfoque que se le ha dado al Diluvio "ha estado siempre orientado hacia el folclore, el humor y las historias para niños".
LA PRIMERA HISTORIA DEL FIN DEL MUNDO
Y ese no era el tratamiento que quería para su Noé. Y es que, como el propio cineasta recuerda "se trata de la primera historia sobre el fin del mundo (...) del primer Apocalipsis". Uno de sus objetivos fundamentales era alejarse de los clichés de la cultura popular valiéndose de las técnicas cinematográficas del siglo XXI y conseguir que su Noé fuera visualmente imponente y a la vez "real".
Y en ese empeño de hacer un Noé grandioso y espectacular pero también complejo y adulto, la recreación del Arca, una embarcación que estamos acostumbrados a ver en las tiendas de juguetes, es una pieza esencial para que todo encaje. Si Aronofsky quería un Noé real... el Arca también debía serlo.
Así, y aunque con las técnicas de hoy en día hubiera sido más sencillo generar la colosal embarcación por ordenador, Aronofsky decidió que construiría un Arca auténtica partiendo de cero y siguiendo paso a paso las instrucciones que figuran en La Biblia tanto en lo relativo a su apariencia como a sus dimensiones.
En cuanto a lo primero, la forma del barco, puede que el Arca que comande Crowe se aleje estéticamente bastante de las representaciones de la misma que se han visto hasta la fecha. Pero con las escrituras en la mano, el de Aronofsky es fiel reflejo del Arca de Noé.
"Nuestra idea era ceñirnos siempre a lo que se dice en la Biblia, que básicamente habla de un rectángulo, de una caja", afirma el propio cineasta que, junto a su equipo, usó los textos bíblicos como si de un manual de instrucciones se tratara.
"Todas las interpretaciones que hemos visto en los últimos cien años han sido barcos, pero realmente el Arca no necesitaría quilla porque no iba a tener que navegar. Solamente tenía que sobrevivir al diluvio", insiste Aronofsky que siguiendo La Biblia a pies juntillas, construyó el Arca "a la misma escala que se describe". "Y es de un tamaño realmente impresionante", sentencia.
UN BARCO A ESCALA BÍBLICA
El relato del Génesis proporcionaba instrucciones detalladas acerca de las dimensiones y disposición del Arca. "Construye un arca de madera de gofer, la dividirás en celdas y la recubrirás con brea por dentro y por fuera. La construirás de la siguiente manera: tendrá ciento cincuenta metros de largo, veinticinco metros de ancho y quince metros de alto. Le pondrás un techo, dejando medio metro entre la parte superior de los costados y el techo. Pondrás la puerta del arca en un costado y construirás un primer piso, un segundo y un tercero" (Génesis 6, 14-17).
Exactamente así quería Aronofsky su Arca, y para conseguirlo contó con el director artístico Mark Friedberg, responsable de los diseños de producción de títulos como Life Acuatic de Wes Anderson o la secuela de The Amazing Spider-Man. Friedberg, ganador del Emmy por la aclamada serie de HBO Mildred Pierce, comenzó el proceso más de un año antes que la producción teniendo siempre presente las limitaciones y las urgencias a las que se enfrentó Noé. Su prioridad no era la estética ni las comodidades, era tener el Arca terminado a tiempo para cumplir la misión divina.
LA DESESPERACIÓN DE NOÉ
"La construcción del Arca se llevó a cabo con desesperación. No es una nave elegante ni marinera, es un objeto funcional. Sirve para que los animales se mantengan a flote mientras el mundo es inundado por las aguas. No necesita tener un timón porque, ¿dónde ir cuando el mundo está cubierto por el agua?", apunta.
Partiendo de las premisas básicas -que son nada más y nada menos que construir un enorme espacio cuadrado que te permita sobrevivir en mitad de las aguas infinitas con una legión de animales a bordo- a la hora de definir la estética del Arca, Aronofsky y Friedberg coincidieron en que debía tener una apariencia "muy tosca, robusta y artesanal, y que la madera no tenía que ser cortada sino partida y ligada con correas".
"Eso es lo que le da su vitalidad al Arca, la sensación de que la catástrofe es inminente, y de que ese objeto es el resultado de gente trabajando deprisa para hacer lo posible por sobrevivir", señala Friedberg.
El Arca ya estaba en la cabeza de Aronofsky y de su director artístico, pero ahora quedaba lo más difícil: convertirlo en realidad. Friedberg comandó un equipo de cientos de personas que en cinco meses levantó una colosal embarcación bajo la premisa de que pareciera hecha por la madera del bosque donde Noé la construyó.
OTRO ARCA EN BROOKLYN
De los 150 metros de Arca que consagran las escrituras, Friedberg y su equipo hicieron realidad más de 50 metros, es decir, un tercio del Arca que serviría solo para las escenas en las que se ve el exterior del mismo. Y es que al mismo tiempo, en Nueva York un edificio abandonado de Brooklyn -un antiguo almacén para municiones de la Guardia Nacional- se convertía en una segunda Arca que se usaría para filmar las escenas de interiores.
El interior de esta Arca en NY se estructuró en tres niveles, tal y como se describe en el Génesis. "El nivel inferior es la cubierta más alta, la de los mamíferos. Los reptiles y los insectos van en el nivel intermedio y en lo más alto está la cubierta de las aves, donde va la familia", explica Friedberg que también destaca que, en lugar de construir los niveles uno al lado del otro, como se haría en un estudio, Aronofsky los hizo construir uno encima del otro.
Una solución más compleja, pero con la que conseguiría dinamismo visual y sensación de realidad. "Nos permitía conectar visualmente los niveles, así que se podía ver a los personajes moviéndose arriba y abajo", afirma.
CROWE: "ES EXTRAORDINARIO"
Estructuras colosales que dejaron a los actores y al resto del equipo boquiabiertos y ojipláticos. Iban a rodar en un Arca de verdad. "Daba igual que hubieran hecho ya cientos de películas, la gente nunca había visto nada igual", dice Ari Handel, guionista de la película.
Y buena prueba de ello es el propio Russell Crowe. El intérprete está más que acostumbrado a rodar superproducciones en escenarios espectaculares, pero todavía recuerda su primer encuentro con el Arca. "La primera vez que vi el Arca fue toda una experiencia. Es un trabajo extraordinario", sentencia Crowe. "Podíamos sentirlo, podíamos olerlo. Todo parecía de verdad", apostilla Douglas Booth.
"Los actores podían tocar sus paredes y subirse de verdad en ellas. Y todos aprendimos mucho viendo cómo se podía haber construido realmente un Arca", afirma Aronofsky que subraya que el Arca de su Noé fue "con gran diferencia el mayor escenario construido en Nueva York desde hace mucho tiempo. Ya no se construyen cosas así para las películas".