El enorme incremento de las transacciones comerciales, tanto en puntos de venta como por internet, y el progreso de la tecnología, han estimulado el uso progresivo de las tarjetas de débito o crédito. Según los datos de un estudio realizado por “Card payments in Europe” en 2013, a través de esta modalidad, cada español realizó 49 operaciones de pago, frente a las casi 71 de la media de la Eurozona y las 79 de promedio de la UE de Veintiocho. Los países Nórdicos, Suecia, Dinamarca y Finlandia están a la cabeza de la utilización del dinero de plástico con 239, 224 y 213 operaciones de promedio por habitante, respectivamente. Sorprende, sin embargo, que países como Alemania sólo registre 39 transacciones ocupando una de las últimas posiciones entre los principales países europeos, aunque, en este aspecto, todavía Italia queda más relegada con tan sólo 28 operaciones. Respecto al montante anual cada español gastó 2.312 euros (el doble de 2000), lejos de la media de la zona euro con 3.613 euros, de los 4.055 de la UE. y de los 12.000 de Luxemburgo, que encabeza este ranking, pero cerca de los 2.421 de los alemanes.
Por otra parte, en nuestro país, a finales del año anterior había 69,75 millones de tarjetas en circulación de las que 43,26 millones eran de crédito y 26,28 millones de débito. Por lo que respecta a los cajeros automáticos, estaban operativos 52.221, 5.456 menos que en 2008 debido al cierre de oficinas que han acometido las entidades financieras, en los que se hicieron 901.063.000 extracciones, por un importe de 109.223 millones de euros.
Resulta evidente que la profusión del uso de las tarjetas de crédito, con independencia de evitar los movimientos de efectivo, facilita e incrementa la transparencia operativa y ayuda a disminuir el fraude fiscal, cuyo montante, según estimaciones oficiales, alcanza cientos de miles de millones de euros, que resulta más factible cuando los pagos se realizan con dinero. El gobierno, para conseguir este objetivo, está limitando los pagos de las transacciones en efectivo, actualmente hasta los 2.500 euros, obligando la utilización del dinero de plástico cuando rebase esa cantidad. Según un estudio de Visa, un crecimiento anual del 5% de esta operativa supondría en nuestro país reducir la economía sumergida en 20.000 millones de euros adicionales lo que podría reportar a las arcas estatales hasta 4.000 millones de euros solo por IVA.
Actualmente se está tramitando en el Parlamento Europeo un nuevo Reglamento sobre Tasas de Intercambio por el que se limitarían las comisiones a pagar por los titulares de tarjetas desde el 2% actual al 0,30%, y como en nuestro país estas comisiones triplican la media europea, España es uno de los primeros miembros en apoyarlo porque posibilitaría una mayor utilización de estos medios de pago y contribuiría, notoriamente, a incrementar la recaudación por IVA y a reducir el fraude fiscal.