El Boletín Oficial del Estado (BOE) del pasado 2 de julio publicaba la Orden por la que la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural concede la protección nacional transitoria a la Indicación Geográfica Protegida (IGP) ‘Polvorones de Estepa’, trámite que permite la comercialización de estos alimentos bajo la marca identificativa de esta mención de calidad, es decir, incluyendo en el etiquetado su nombre y logotipo.
Con esta nueva incorporación, que ha coincidido además con la suma de las IGP ‘Mojama de Barbate’ y ‘Mojama de Isla Cristina’, Andalucía cuenta en total con doce alimentos amparados por Indicaciones Geográficas Protegidas entre los que se encuentran otros productos pesqueros (‘Caballa de Andalucía’ y ‘Melva de Andalucía’), según señala la Junta en una nota.
Además, hay productos de repostería (‘Alfajor de Medina Sidonia’ y ‘Mantecados de Estepa’), de panadería (‘Pan de Alfacar’) y hortofrutícola (‘Espárrago de Huétor-Tájar’ y ‘Tomate La Cañada’). También están protegidos por esta figura jamones y paletas (‘Jamón de Trevélez’) y legumbres (‘Garbanzo de Escacena’) de la región.
Además de estos alimentos, también tienen el reconocimiento de Indicación Geográfica Protegida el ‘Brandy de Jerez’ y 16 vinos andaluces a los que este sello supone un aval de sus peculiaridades, características derivadas de la procedencia de la materia prima o su modo de producción.
La protección a nivel nacional de la que disponen los ‘Polvorones de Estepa’ se mantendrá hasta que la Comisión Europea se pronuncie sobre la solicitud de esta mención de calidad en el Registro Comunitario de Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas. Esta petición comenzó a tramitarse en el primer trimestre de 2014 al contar con la decisión favorable de la Consejería.
‘Polvorones de Estepa’
Entre las características que definen a los productos amparados por la IGP ‘Polvorones de Estepa’ se encuentran sus ingredientes fundamentales: harina de trigo, manteca de cerdo, azúcar glas (azúcar molida), almendra, canela y aromas naturales, pudiendo añadirse clavo como elemento alternativo.
Estas materias primas son comunes a los dos tipos de polvorones que protege esta figura de calidad: ‘caseros’ y ‘almendra’ (o ‘tradicional’) en función de la cantidad de almendra que incluye la receta empleada para su elaboración (un mínimo del 8% en el ‘tradicional’ y del 15% en el ‘casero’).
Estos dulces, que deben estar envasados individualmente y pueden pesar un máximo de 50 gramos, presentan una forma oblonga y cobertura de azúcar glas. En cuanto a su color y textura, los ‘Polvorones de Estepa’ son marrón tostado, compactos en su exterior y tiernos en su interior, con la superficie ligeramente cuarteada y suave al paladar.
Esta Indicación Geográfica Protegida, que pone en valor la excelencia y tradición de estos productos, se basa en la reputación del producto adquirida a lo largo de más de cien años que llevan fabricándose en el término municipal sevillano de Estepa, donde se ubican las industrias dedicadas a la elaboración y envasado de los productos.
Aunque el origen de los polvorones se remonta al siglo XVI según está documentado en el convento de Santa Clara de Estepa, la inventora de este dulce tal y como lo se conoce hoy es Micaela Ruiz Téllez, ‘La Colchona’, que vivió en la localidad sevillana entre 1824 y 1901. Para mejorar su sabor y su resistencia durante los posibles desplazamientos, introdujo modificaciones en la elaboración de los polvorones como, por ejemplo, el secado exterior, que mantiene tierno el tradicional dulce navideño.
El pliego de condiciones de la IGP recoge específicamente que todas las entidades elaboradoras-comercializadoras interesadas en llevar al mercado productos con el logotipo de esta mención de calidad deben estar inscritas en el correspondiente registro del Consejo Regulador de la denominación y ubicarse en la zona delimitada para su producción.