La tradición lírica helena se ha mantenido viva y caladora a lo largo de toda la historia de la literatura. Sin embargo, tan sólo el 10% del volumen de facturación de las editoriales griegas corresponde actualmente al mercado de la poesía Tal vez, la escasa producción actual de este género tenga que ver con el vacío que dejaron tras su muerte los tres grandes autores de la segunda mitad del XX: YannisRitsos, YorgosSeferis y OdysseasElytis.
Los dos últimos, fueron reconocidos con el premio Nobel, y si bien Ritsos no lo alcanzase, su impronta y su trascendencia en la poesía europea es a día de hoy indiscutible, pues supo inspirarse y asimilar las vanguardias, además de sumergirse en la mitología griega desde una perspectiva postmoderna.
Con más de un centenar de libros publicados -poesía, novela, teatro, monólogos dramáticos…-, YanisRitsos fue también un excelente traductor –Maiakovski, Blok, Neruda, Nicolás Guillén- y destacó, además, como pintor, fotógrafo y actor.
Desde que en la década de los 70, viera la luz en España la “Antología: 1936-1971”, que tradujo al castellano Dimitri Papagueorguiu, la recepción entrenosotros de YanisRitsos (1909, Monemvasia – Atenas, 1990) y de su obra ha sido amplia.
Ahora, la valenciana Pre-Textos, edita “Romiosyne” y“La Señora de las Viñas”, un volumen que recoge en versión bilingüe, dos poemarios fundamentales dentro del corpus literario del vate griego.
Juan José Tejero ha realizado una meritoria traducción y, en su jugoso prefacio, da cuenta de las claves humanas y creadoras que convergieron en torno al conjunto de la obra ritsosiana.
Compuestas entre 1945 y 1947, ambas piezas nacen justo después de la liberación de Atenas del ejército nazi. Las posteriores luchas por el poder, la derrota de la izquierda y la reclusión y exilio de los militantes e intelectuales comunistas -incluido Ritsos-en diferentes campos de concentración, resultó un auténtico calvario para la resistencia griega, “que fue perseguida, acorralada y humillada como si fuera el enemigo”.
Con estos dos libros, pues, Ritsos quiso rendir homenaje a todos aquellos que compartían su compromiso y sus ideales, además de ofrecer su verso y su verdad como himno al dolor y a la injusticia de su patria.
“Ritsos se hunde en las profundidades del tiempo para configurar un tapiz en el que están trenzadas todas las etapas de la historia de Grecia”, anota el ya citado Juan José Tejero en su introducción. Y, precisamente, desde ese drama soportado y vivido tan adentro, escribe Ritsos en “Romyosine”: “Hace tantos años que todos tienen hambre, que todos tienen sed, que todos mueren/ sitiados por tierra y por mar,/ la flama se comió sus sembrados y el salitre humedeció sus casas,/ el viento derribó sus puertas y las pocas lilas de la plaza,/ por los agujeros de sus abrigos entra y sale la muerte”.
Y el desconsuelo y la tristura sobrevuelan también las páginas de “La Señora de las Viñas”: “De cuando en cuando llegaban años difíciles y se quedaban vacías las tinajas de aceite (…) cada vez que venían algunos extranjeros con botones relucientes y botas altas”
Al cabo, una espléndida edición, que recoge el quehacer de un poeta inteligente y comprometido.