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Miércoles 13/11/2024
 
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Andalucía

El distrito Bahía de Cádiz-La Junta vacuna al 97,3% de la población infantil

El 2,3% restante no lo hace en un primer momento por cuestiones ideológicas, por desconocimiento de los padres o porque los niños proceden de familias desestructuradas. Muchos de ellos terminan vacunándose cuando son informados por los profesionales sanitarios.

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  • Vacunación.

La tasa de vacunación en el distrito Bahía de Cádiz, que bien puede hacerse extensible a toda la provincia, alcanza al 97,3% de la población infantil, lo que hace “muy improbable” la aparición de brotes de enfermedades prevenibles por vacunación si se mantienen las altas coberturas, según los datos facilitados a este periódico por la Delegación territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales.

La media del distrito es sensiblemente superior a la andaluza, que ronda el 96,4%, y ligeramente más alta que la del resto de España, que se sitúa en el 90%.

Fuentes de la delegación explicaron que una vez que la Unidad de Salud Pública recoge los datos de vacunación procedentes de los centros de salud, los funcionarios de la unidad se ponen en contacto vía telefónica con los padres de los niños que no han cumplido con el calendario. Por lo general, la opción de ese 2,7% de los padres responde a tres perfiles determinados: creencias, desconocimiento y familias desestructuradas. 

En el primero de los casos, según la delegación, es muy difícil convencer a los progenitores sobre la conveniencia de vacunar a sus hijos. En el segundo, en cambio, suele producirse un alto porcentaje de captación por parte de los profesionales, una vez que se les informa de la necesidad de que sus hijos cumplan con el calendario. Y en el tercero, se suele ir más allá y es una trabajadora social quien se desplaza al hogar para valorar si detrás de esta señal se esconde algún problema grave de desprotección del menor.

Desde la Delegación territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales insisten en que los pediatras y enfermos de los centros de salud realizan un control exhaustivo de sus cupos, al igual que los centros educativos, que también ejercen un control sobre sus alumnos.

En el caso de que los padres se nieguen a vacunar a sus hijos, los profesionales introducen los datos en el historial clínico del paciente, a fin de tenerlo en cuenta en un futuro. Hay que recordar que la vacunación en España no es obligatoria y que son los padres los que tienen la libertad y responsabilidad para decidir.

El caso de difteria detectado en Cataluña es muy poco frecuente, entre otras cosas, porque  la vacuna contra esta bacteria se aplica desde hace 65 años en España y nada más aplicarse decayó la incidencia de la enfermedad en la población y así se pone de manifiesto en las estadísticas que maneja el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Los pediatras optan claramente por el “sí”

La Asociación Española de Pediatría (AEP), a través de su Comité Asesor de Vacunas y de su Comité de Bioética, quiere dejar claro que las vacunas “son muy beneficiosas” a nivel individual y colectivo. Es más, aseguran que deberían ser “un derecho fundamental de todos los niños”, no obstante, la AEP, en el momento actual, dada la incidencia de enfermedades infecciosas y las coberturas de vacunación actuales, “no se manifiesta favorable a que las vacunas sean obligatorias por ley”.

Eso sí, en caso de decidir no vacunar, los pediatras creen que los padres “deberían firmar un documento de no aceptación de la vacunación, reconociendo su responsabilidad por las posibles consecuencias médicas, éticas y legales, individuales y sociales de su decisión”.

La Asociación Española de Pediatría indica que la evidencia científica ha demostrado los beneficios de las vacunas, “reduciendo las enfermedades infecciosas, el sufrimiento, las secuelas físicas y psíquicas y los fallecimientos provocados por las infecciones”. Por tanto, expresa que las vacunas “han demostrado ser seguras”.

“La efectividad y la seguridad de las vacunas actualmente disponibles justifican la confianza hacia estas de forma mayoritaria, tanto entre los profesionales sanitarios como en la población general”.

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