Una sola palabra y todo es diferente y todo encuentra un significado totalmente opuesto. Gastos y gestos, tan parecidos y tan dispares.
La nueva política pretende envolver y convencer que ésta es mejor, distinta, a la que siempre nos ha acompañado hasta entonces. Viendo los movimientos y los resultados todo resulta igual o casi igual a lo de siempre.
Nada parece haber cambiado demasiado. Resulta que en un Ayuntamiento que han seudoversionado una nueva acepción del gasto, cuando las miserias se amontonan ante la incapacidad de dar respuesta a un parte de la población que no sabe ni tiene por donde frenar la hemorragia de las penurias, cuando Bienestar Social se colapsa ante casos a cual más sangrante y cual más dramáticos, es cuanto menos denunciable que un alcalde, dentro de la legalidad aunque éticamente reprobable, no tenga el más mínimo pudor en pasar el ticket de todo cuanto gaste.
Un alojamiento en Mazagón, previo paso por el Rocío, y más cuando su salida de la aldea fue nada más acabar la presentación de la Hermandad portuense. Gestos con gastos ajenos, en una situación comprometida y poco alentadora de decir una cosa y hacer la contraria
. Tampoco tuvo reparos en utilizar un parking, y cobrarlo claro está, en su visita a Cádiz, el mismo elemento desestabilizador que ha servido para voltear un Gobierno, gobernar en minoría y alargar de manera obcecadora ante una realidad que él parece no controla.