El pasado 1 de abril se cumplieron 77 años del final de la infausta guerra civil, en la que murieron un millón de españoles y tras la cual quedó instaurada la dictadura del general Franco hasta su muerte, de la que el próximo 20 de noviembre hará 41 años.
La modélica Transición a la Democracia fue posible gracias a que las dos Españas, de las que hablaba el gran poeta andaluz Antonio Machado, decidieron reconocer los errores mutuos, reconciliarse y hacer borrón y cuenta nueva para abrir la mayor etapa de prosperidad en la historia de nuestro país.
A pesar del tiempo transcurrido desde esos periodos oscuros (entre cinco y tres generaciones, según la terminología acuñada por el filósofo Ortega y Gasset), algunos se empeñan en vivir en el pasado e instalarse en el arcaico “guerracivilismo”, como ha demostrado la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, durante el debate sobre el estado de nuestra comunidad.
Para descalificar a Susana Díaz y al PSOE, Rodríguez habló de traición a los muertos socialista enterrados en las cunetas y calificó a la Comisión Gestora de este partido de “junta militar”; y para hacer otro tanto respecto del PP, lo vinculó directamente al franquismo. La intervención de la dirigente de Podemos en este debate no ha sido una excepción, ya que su lenguaje habitual está plagado de términos belicistas como asalto, trincheras y similares.
Teresa Rodríguez debería reflexionar sobre su tono, acritud y radicalismo visceral. A veces recuerda a esos soldados japoneses perdidos en la jungla y que tras 40 años aún no se han enterado de que la guerra ya ha terminado.