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Última Columna

Contaminación electromagnética en centros escolares

Muchos reparos al uso de las WiFi en lugares donde debe permanecer la niñez, este país debe poner si quiere defenderla de tanta radiación electromagnética

Publicado: 26/06/2018 ·
08:25
· Actualizado: 26/06/2018 · 08:25
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Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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En este blog se pretende compartir análisis, reflexión y algo de conocimiento contigo persona lectora

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Hace casi algo más de tres años Francia reguló el uso de los dispositivos Wifi en centros educativos, tanto de infantil como primaria, mediante una ley, la 2015-136 del 9 de febrero 2015. Esta ley establecía los requisitos para evitar la sobre exposición a los campos electromagnéticos de la infancia.

A estas alturas en de dominio público que los equipos inalámbricos (WiFi), que permiten acceso a internet generan campos electromagnéticos. Y que estos ejercen su influencia sobre todo ser vivo que en ellos se sumerge. De sus efectos nocivos se alimenta un debate que lleva años y que permite llegar a conclusiones. Para la vecina Francia son evidentes ya han acordado mediante ley nacional que no puede haber WiFi en colegios de Infantil (diferentes de los de primaria) donde hay niños menores de 3 años. Que en los centros de  primaria, se debe apagar la WiFi si no se está utilizando para actividades digitales pedagógicas. Y que si se  quiere poner una nueva instalación, se debe comunicar al Consejo de Escuela, (algo parecido al Consejo Escolar). Esta medida va encaminada a poner freno al despliegue salvaje de campos electromagnéticos por doquier. De hecho el texto también regula el uso del WiFi fuera de los centros educativos  prohibiendo  su instalación en las viviendas, zonas de descanso y de juegos donde haya niños menores de 3 años.

Cualquiera en zonas urbanas puede observar el conjunto radiaciones electro-magnéticas que llegan a su hogar. La prueba del algodón consiste en activar en el ordenador o en el móvil (digital) y hacer una búsqueda de redes WiFi. Absorto se quedan cuando aparece un listado de dispositivos que están en ese momento llegando al terminal utilizado y evidentemente “bombardean su cuerpo”.  Si a ello unimos las radiaciones que emiten los nuevos contadores de la luz  y las antenas de telefonía móviles (si están a cierta distancia del hogar o del lugar de trabajo) el coctel (nada saludable) está servido. De hecho el cambio obligatorio de los contadores de la electricidad ha producido un aumento de los niveles de exposición de las personas a las radiaciones electromagnéticas, poniendo de manifiesto el auténtico monopolio que sobre este bien público ejercen empresas privadas.

Buen número de informes sobre este asunto transitan internet. En uno de ellos, el de Diego Pablo Ruiz, del departamento de Física Aplicada de la Universidad de Granada, se expone algunos de los efectos de las radiaciones ionizantes: Muerte celular. Pérdida de capacidad reproductiva. Daños en el código genético. Nada deseable en efecto.

Más allá de los debates es posible hacer tres consideraciones: Primero, el hecho de que existan límites legales de exposición a los Campos electromagnéticos demuestra que éstos son perjudiciales. Segundo, que en cada país se establecen distintos niveles máximos de exposición, cuestión difícil de explicar sin considerar intereses de las compañías que se benefician del mercado. Y por último que  cuando el vecino país ya ha puesto reparos al uso de las WiFi en lugares donde debe permanecer la niñez, hora será que en este país se pongan remedios, si quiera preventivos a tanta radiación electromagnética.

Fdo Rafael Fenoy Rico

 

 

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