Parecía más que evidente, pero él mismo lo ha confirmado. El presidente de los Estados Unidos de América no desayuna pan con aceite. Tampoco le añade tomate. Ni jamón. A Donald Trump le pueden gustar los copos de maíz y hasta los huevos llamados McMuffin, que se componen como una hamburguesa pero en lugar de carne llevan huevo en su interior. Su desayuno favorito -cuando lo toma - tiene el toque anglosajón, blanco y protestante de los huevos con bacon, con el tocino medianamente hecho y el huevo muy hecho. La dieta mediterránea no es lo suyo.
Con esos antecedentes se explica el rejonazo a muerte que le ya le dio a las aceitunas negras ¿por negras? y ahora al mejor aceite de oliva del mundo -el español y andaluz- y al jamón ibérico, santo y seña de la gastronomía española y comida impura para los musulmanes -sobre todo cuando no los ven-. No parece que Trump esté influenciado por esa doctrina, así que estamos ante el disparate absoluto de la versión oficial: las ayudas europeas a la fabricación de los aviones de Airbus las pagará el campo andaluz y extremeño y , en general, el campo español, porque tampoco se salva el vino. También los quesos de todos.
El daño que se le puede infligir al sector agroalimentario es enorme. Es el golpe más fuerte de los conocidos hasta la fecha. Se estima en mil millones de euros en exportaciones. Este destrozo se uniría al otro que está provocando de manera absolutamente irresponsable el otro hombre rubio y desaliñado de la política internacional, Boris Johnson, que puede ocasionar otra factura negativa, sobre todo si el Brexit se hace sin acuerdo. Los camiones andaluces con productos perecederos no se conoce cómo podrán entrar con rapidez en el mercado británico.
Si Donald Trump ha sido capaz de espiar a su contrincante político -el vicepresidente de Obama, Joe Biden- en países extranjeros y ha dejado tirados a sus aliados kurdos de Siria, que llevaron el peso de la guerra contra el presidente, apoyado por Rusia e Irán, Bashar al-Ásad, y si ha sido inflexible con llevar hasta el destrozo su guerra comercial con China, provocando recesión, caben pocas posibilidades de una marcha atrás en su litigio contra los países participantes en la fabricación de los aviones de Airbus. ¡Un genio este hombre!