La transformación/evolución del huevón jahenciano hizo que el león jaenita rugiera con fuerza. Jaén hizo ruido, batiendo cacerolas y haciendo sonar bocinas contra su manifiesta ingravidez. No era mero derecho al pataleo, sino constatación fehaciente del orgullo herido de un don nadie. Los asuntos de Jaén, para los gobiernos de Madrid y Sevilla, son tan gráciles que se asemejan a globitos, de esos sueltos y perdidos, que sobrevuelan nuestras cabezas, en los que sólo reparamos cuando explotan. Nadie podrá decir, bien es cierto, en pleno mes de febrero, con una cuarta parte de la cosecha de aceituna aún por recoger -por barrer, seamos precisos- que Jaén es invisible, que no existe, pero cada día estamos más convencidos de que, en lo sustancial, por mucho que pataleemos, seguiremos a la cola. Es decir, a años luz de parientes cercanos. Y eso duele. La facción más rancia del movimiento contestatario surgido del fiasco ‘Colce’ gruñía cuando observadores sin adscripción definida y psoístas declarados criticaban el doble juego de la Junta de Juanma, a dos cartas, dos ases y dos mangas. El mismo PP, que se adhería a la proposición no de ley promovida por Ciudadanos en noviembre, iba a ser el que defendiera (Loles López Gabarro lo hizo público en Córdoba), en enero, una PNL similar que quedó en el tintero al precipitarse los acontecimientos. Pero poner de manifiesto, ahora, que, a Jaén, además de la palmaria jugarreta del Gobierno de España, también se la jugó la Junta, para las huestes uniformadas de Moreno Bonilla se trata de una burda cortina de humo. La cacerolada del sábado y la caravana del envalentonado/envalentinado domingo no podían tener otro destino que Moncloa.
El dedazo de Carmen Calvo, propio de una principianta, ya lo contamos al detalle en este diario, no era más que la simplificación caricaturesca de la guinda pública a una ambiciosa operación privada de conformación del gran ‘hub’ logístico del sur de Europa. “Una iniciativa estratégica-logística de colosal alcance”. La naviera MSC, la concesión de la gestión de la terminal ferroviaria de El Higuerón (Córdoba), la privatización del transporte de mercancías de Renfe, un corredor en el transporte de mercancías vía Sevilla-Mérida-Sines (Portugal)… Todo eso, y mucho más, gestado desde la más estricta confidencialidad. El resto es palabrería y la justa indignación de un pueblo que ve pasar la enésima oportunidad de un proyecto tractor que subvierta su ostracismo, que arrastre en torno a sí, por ejemplo, obras grandiosas de infraestructuras viarias de las que carecemos. Y lo peor de todo, el fiasco ‘Colce’ ha desnudado el papel real de nuestros gurús, de nuestros representantes en todos los ámbitos, no sólo en el político. Nos ha pasado como al adivino aquel que se hizo famoso en Youtube porque no vio venir su propio futuro. Protagonista ocasional en un programa de la televisión francesa, apenas un instante después de confirmar su supuesto don, recibía súbita e inesperadamente una tremenda bofetada por parte del entrevistador. “Acabo de desenmascarar a un farsante”, sentenció el conductor del programa. El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, solicita una reunión con el nuevo titular de Política Territorial, Miquel Iceta, al objeto de tratar urgentemente sobre las asignaturas pendientes de Jaén. Juan Bravo, el consejero de Hacienda, con densa agenda el miércoles pasado en Jaén, en un encuentro con el alcalde Julio Millán, daba por irreversible la designación de Córdoba como base logística del ‘Colce’, al tiempo que abogaba por centrarse en la captación de fondos europeos –Next Generation EU- e inversiones empresariales para Jaén. Paco Reyes se fue, el jueves, a hablar de inversiones pendientes en materia ferroviaria y de carreteras con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos…
La cacerolada de la noche del sábado fue espectacular. La multitudinaria caravana de vehículos de la mañana del domingo, la emocionante expresión de que Jaén ruge y no se rinde. Grandes vasallos y pobres señores. Nadie se rebela internamente de golpe, ni para siempre. Pero, en términos de impacto mediático, durante el fin de semana de autos, a diferencia de Linares, ni fuimos trending topic ni abrimos telediarios nacionales…
De la tarde del viernes a la noche del sábado, Linares volvió a estallar. La mecha prendida en el polvorín social que es hoy la ciudad de las minas fue la injustificada y desproporcionada agresión que dos policías nacionales, fuera de servicio, propinaron a un hombre y a su hija de 14 años. Aunque los agentes detenidos prestaron declaración ante la juez instructora por videoconferencia, desde Jaén, las algaradas callejeras terminaron como el rosario de la aurora. Pese a que la contención en la propagación de la pandemia en la provincia relaje las medidas restrictivas, la cosa está que arde. Urgen soluciones audaces. Si tanto nos ningunean en Madrid y Sevilla, ¿por qué no una Jaén autónoma e independiente?