La demoledora sentencia, recurrible, no firme, del caso Matinsreg confirma, al menos, el mamoneo inherente a instituciones convertidas en cortijos por obra y gracia de la mayoría absoluta. De aquellos polvos, estos lodos. Disponer de instrumentos y recursos para, graciable, arbitraria y caprichosamente, otorgar dádivas y prebendas a los de nuestra misma especie. El presidente provincial del PP de Jaén, Erik Domínguez, tras mostrar la inevitable aceptación del fallo, pedía al resto de partidos que “fueran consecuentes” con el respeto a las decisiones judiciales y no lo usaran como “arma política” (arrojadiza) para el “machaqueo” del PP. Todavía Domínguez puede permitirse esa suerte de ingenuidades, propias de la edad de la inocencia en que continúa instalada su incipiente carrera política. 38 años acaba de cumplir. Que nadie intente hacer leña del árbol caído cuando la dialéctica más mezquina, sin embargo, acostumbra a alimentarse de este tipo de ascuas. Del guindo al barro. Cayeron ya, políticamente hablando, Miguel Ángel García Anguita y Manuel del Moral, en tanto el jefe político de ambos, alcalde en aquel infausto mandato municipal de 2011 a 2015, José Enrique Fernández de Moya, fue absuelto, como reclamara en primera instancia Fiscalía al sentarse las bases de la acusación, al no quedar demostrada vinculación activa alguna del regidor con la trama desenmascarada. Los empresarios involucrados, por su parte, habrían ido a lo suyo, a ganar dinero, sin otro móvil ético que el de hacer negocio a cualquier precio. Facturar pastillas de cloro a 50 euros cuando el fabricante las vendía a apenas 2 euros. 2 políticos, 4 empresarios y 1 técnico municipal, condenados, que deberán indemnizar al Ayuntamiento de Jaén con casi 3 millones y medio de euros. Si el gasto total, al sumar todo lo facturado irregularmente por este concepto, ascendió a 4 millones, hagan cuentas de lo defraudado. Y lo peor de todo no es que la ilícita plusvalía fuera a parar a un grupo empresarial afín, dispuesto a contribuir generosamente, llegado el caso, a los gastos del partido, lo que se justificaría moralmente por lo bajini, entre partidarios, en recurrente y reiterada alusión a la rácana financiación legal de los partidos, sino que un conciliábulo de estas características también sirviera para que determinados gobernantes, así como algunos de sus allegados y familiares, se lucrasen desvergonzadamente.
El PSOE, como cabía esperar, pese a las súplicas de Erik, atacó inmisericorde. Jacinto Viedma, secretario provincial de Organización, calificaba los hechos juzgados de “trama corrupta del PP”, mientras su correligionario, el alcalde actual, Julio Millán, aseguraba, categórico, que el causante del affaire ‘Matinsreg’ no es otro que el Partido Popular: “Una condena política al PP”. No acaba la cosa aquí, porque los emprendedores llegados de Toro, Zamora, además de encargarse provisionalmente de la conservación de las fuentes y el alumbrado público, asimismo, habrían promovido presuntamente la facturación fraudulenta al Consistorio de cantidades “infladas” en obras de mantenimiento urbano. La petición de declaración en calidad de investigado del ex alcalde Fernández de Moya, se extiende a 9 personas más, 5 de las cuales acaban de ser condenadas por la Audiencia de Jaén. Según la investigación de la UCO de la Guardia Civil sobre la famosa pieza separada del caso ‘Matinsreg’, se habría provocado “el enriquecimiento de varias empresas a través de una facturación manifiestamente falsa, así como de varios individuos que actuaron como intermediarios entre estas empresas y el Ayuntamiento de Jaén, y que mediante una estructura mercantil familiar facturaron a las empresas que realizaron los trabajos de mantenimiento urbano”. En algunos casos, trabajos que nunca se realizaron pero que, por supuesto, se cobraron.
Con ‘Matinsreg’, al tiempo que se juzga y condena a una red clientelar, se fulmina a toda una generación de políticos y formas de hacer política, independientemente de que ellos, personalmente, se lo llevaran crudo a casa, o sólo favorecieran la existencia de procedimientos laxos de control. A mayor escala, por descontado, ocurrió lo mismo con los EREs de la Junta. Fugas en el sistema de fiscalización que permitían la aparición y proliferación de conseguidores e intrusos. Nada nuevo bajo el sol. Por eso, y no por otras razones biológicas y partidarias, aquellos dirigentes que lideraron a populares y socialistas en la provincia pasaron a mejor vida, orgánica e institucionalmente. Se fueron, abandonaron la escena, les obligaron a salir, y ya nadie desde entonces se atrevió a mencionarles siquiera en grandes celebraciones. Pasó su tiempo y la metodología que ampararon, de la noche a la mañana, terminó convirtiéndolos en pasado. Hijos de Saturno y la desmemoria, descansan en paz. Lo tienen bien merecido.