Se destapó el cartel y con él quedaron resueltas todas las dudas sobre qué imagen o imágenes serían las encargadas de anunciar la próxima Semana Santa. El artista gaditano Antonio Bernal Casamitiana (Antoine Cas) lo dejó bien claro en una de sus recientes intervenciones en el programa Luz de Pasión: “Será un cartel que huela a Cádiz y en el que puedan identificarse tanto los cofrades más puristas como las nuevas generaciones”.
Y así ha sido, la obra muestra la gaditanisima Catedral del Mar, justo en este año en el que se cumple el tercer centenario de que se pusiese la primera piedra. Sobre sus torres de Levante y Poniente, aparece crucificado el Santísimo Cristo de Vera-Cruz, y a sus pies, María Santísima del Mayor Dolor y el corazón atravesado por los siete puñales de los Servitas. Todo esto contrastando sobremanera con una vanguardista composición de colores muy vivos y valientes, que bien pudieran representar la Atlántida de la que habló Platón, hundida bajo el Golfo de Cádiz.
Un cartel que como cada año servirá de portada del libro del pregón de la Semana Santa y con el que curiosamente se da una bendita coincidencia con la imagen del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, que quizás ni el propio autor conozca. Y es que, la última vez que dicha imagen protagonizó un cartel de Semana Santa (año 2000) coincidió con que el pregón fue declamado por Miguel Ángel Novo, marido de la actual pregonera, Toñi Martínez.
En este ejercicio será de nuevo el crucificado de San Francisco quien arrope a Toñi en las páginas de su libro. Se ve que esta familia de pregoneros está bien amparada por eterna sombra de la verdadera Cruz y el verdadero Cristo.
El acto de presentación celebrado el sábado en la Iglesia de Santiago, aunque algo extenso, fue entrañable en cuanto a las emociones respiradas. Por un lado, se palpaba en el ambiente que estábamos ante el preludio de lo que será el regreso de la Semana Santa, tras dos años de pandemia.
Por otra parte, fue emocionante y acertado el aplauso unánime que Juan Carlos Jurado quiso dedicar al habitual presentador del acto, Juan Manzorro, que por motivos de salud, permaneció ausente. Una emoción que también quedó patente en el discurso de una pregonera que llevaba dibujada la ilusión en el brillo de sus ojos.
El pistoletazo de salida ya se ha dado. Ahora son las propias hermandades y cofradías las encargadas de ir restándole hojas, a un calendario marcado por reuniones de cuadrillas, quinarios, pregones, reparto de controles de salidas, viacrucis, limpieza de metales, ensayos de bandas y el montaje de los pasos.
Faltan ochenta y tres días para que las puertas de San José se abran al cielo de un nuevo Domingo de Ramos, y quinientas noches en vela para preparar todo un sueño hecho cofradía y catequesis popular. Enhorabuena al Consejo por devolvernos la ilusión intacta de un mundo cofrade encapsulado que, con su pregonera y su cartel, de nuevo comienza a palpitar.