Buenas noches, debemos interrumpir nuestra programación habitual para dar lectura a un teletipo recibido hace unos instantes, que nos alerta de una gran explosión ocurrida muy cerca”. De esta manera arranca Y Cádiz voló por los aires, un podcast que narra en algo más de media hora el terrible suceso ocurrido en la capital gaditana hace casi 75 años, la explosión de unos polvorines que mató a unas 150 personas y dejó heridas a miles. Sucedió en el barrio de San Severiano.
El IES San Severiano se ha volcado en el recuerdo a este aniversario con la grabación de este programa y una exposición en la que el alumnado ha recuperado los testimonios, cada vez más difíciles de encontrar, de los supervivientes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, temiendo un desembarco aliado por el sur del país, la Armada española estuvo almacenando armas submarinas en las antiguas dependencias de la factoría de Echevarrieta y Larrinaga, junto al barrio de San Severiano. La intención era acopiar hasta 16.000 minas costeras. Finalmente, los aliados desembarcaron en Italia y, desde ese momento, aquella acumulación de explosivos se hizo innecesaria. El 18 de agosto de 1947 había en el almacén número uno 2.200 bombas. Fue el que estalló. Dejó una ciudad completamente devastada.
Las causas de la explosión aún siguen sin estar del todo claras. “Las informaciones que nos llegan son confusas. Las comunicaciones habituales están siendo cortadas. Muchos oyentes nos hablan de muchos muertos y heridos. Hay cristales rotos, cascotes sobre las casas”. Así va narrando el podcast creado por el profesorado del IES San Severiano cada uno de los instantes posteriores a la explosión.
“Queríamos conmemorar 75 años de un acontecimiento que ha marcado la historia de Cádiz y, de este barrio, en particular”, explica la directora, Marta Meléndez, orgullosa de la enorme implicación que han tenido profesores y alumnos en esta iniciativa. Los profesores han participado activamente en el guion y locución del podcast Y Cádiz voló por los aires, bajo la supervisión de uno de ellos, Manuel Bernal, gran experto en radio, que se ha encargado de coordinar todo el trabajo.
“Queríamos hacer una retransmisión radiofónica de la catástrofe”. Aquel día no se pudo hacer una retransmisión real porque todas las comunicaciones reventaron. “Damos voz a los protagonistas: locutores de radio, bomberos, pescadores, madres que buscan a sus hijos…”. De esta forma, el oyente puede entender lo que sucedió y ponerse en la piel de las víctimas.
“Hay fuego con llamas de diversos incendios en muchas parcelas donde, hasta hace unos instantes, había chalets y ahora son solo un amasijo de hierros y montones de escombros”, va describiendo uno de los locutores. “Es una auténtica catástrofe. Unos dicen que ha sido en el cuartel que la Marina tiene en San Severiano, otro que ha sido en el astillero”, señala el periodista de la ficción en los momentos de más confusión.
La explosión de 1947 fue un suceso que marcó la historia de la ciudad y llevó al Gobierno de Francisco Franco a tomar la decisión, varios días después, de tratar de recuperar la ciudad con una serie de inversiones para reconstruir lo que se había perdido. Se fueron recuperando así viviendas, empresas, y también en esa zona se creó un instituto que busca ahora recuperar la memoria de lo que sucedió allí.
“Somos el epicentro de la catástrofe. Estamos justo en el lugar donde ocurrió, así que pensamos que no podíamos dejar pasar este aniversario”, defiende la directora del instituto. Además del podcast, con la implicación de los profesores, todo el alumnado ha participado en un homenaje a las víctimas que ha quedado plasmado en una exposición que incluye fotografías de la tragedia y testimonios recabados con relatos de supervivientes. Han sido los propios estudiantes los que han recopilado voces de sus abuelos o de sus padres para completar esta historia.
En la exposición, visitada la semana pasado por el alumnado del propio centro educativo y también de otros institutos de la ciudad, se puede ver imágenes del desastre, recortes de prensa internacional que hablaban del terrible acontecimiento y homenajes mediante poesía y otras manifestaciones artísticas.
En estas imágenes recopiladas y escenas del antes y el después de la explosión. En un panel hay niñas saltando a la comba, niños jugando a la pelota, personas mayores bailando, las monjas de la Casa Cuna cuidando de sus niños. La calma que precede a la tormenta. Después están las fotografías de la devastación con edificios derruidos, casas destrozadas y el dolor de lo ocurrido en esa Casa Cuna, donde murieron una veintena de bebés. La exposición reproduce una de sus habitaciones llena de escombros. Y también junto a una esquela hay un listado con todas las víctimas. Porque las tragedias siempre tienen nombres y apellidos y no es bueno olvidarlos.