El estudio incide en que casi 400.000 ciudadanos estadounidenses fallecerán debido a enfermedades coronarias en 2010, lo que supondrá que los efectos de los avances en medicina cardiovascular “se estancarán” mientras la gente “siga engordando”.
Para Simon Capewell, uno de los autores del estudio, la mitad de las muertes previstas podría evitarse si la gente comiera de forma más sana y dejase de fumar.
Desde los años 70, las tasas de fallecimientos por estas enfermedades han descendido la mitad, gracias a reducciones de colesterol, de tabaco y al aumento de la actividad física, recordó el informe.