El Parque Natural de la Bahía de Cádiz cuenta con 130 salinas. De ellas, 75 se encuentran abandonadas; diez disponen de autorización para la explotación de la sal, 39, para actividad acuícola, y seis para biodiversidad.
La Junta de Andalucía se ha marcado como objetivo favorecer la actividad con modelos de negocio sostenibles, económica y medioambientalmente, que contribuyan, al mismo tiempo, a recuperar la biodiversidad.
“Una salina abandonada se convierte en una escombrera, en un polvero, y deja de haber vida porque una salina es un ecosistema con miles de ecosistemas a su vez”, ha explicado Rafael Martín, director del parque, en rueda de prensa, al tiempo que ha remarcado que la superficie salinera ha pasado de ser el 47% a sólo un 12%, y la actividad acuícola, del 31% a un escaso 9,4% actual.
Ahora “se dará seguridad jurídico a concesionarios e inversores para generar negocio, hacerlos rentables” y preservar la biodiversidad, ha añadido.
Ello será posible, según la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Cádiz, Mercedes Colombo, gracias a la aprobación de los nuevos Planes de Recursos Naturales y de Uso y Gestión del parque este martes por el consejo de Gobierno.
Colombo ha subrayado que estos sustituyen a los planes vigentes desde febrero de 2004, y ha destacado que se adecúan a los requerimientos de la Red Ecológica Europea Natura 2000 y a lo dispuesto en la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.
Lo más importante, ha valorado, es que permitirán una simplificación de los procedimientos administrativos en todas sus vertientes, en referencia a las iniciativas para la recuperación de las salinas y, a su vez, impulsarán el desarrollo de otras actividades complementarias como el turismo, la gastronomía, la educación ambiental, el uso público deportivo o nuevos proyectos relacionados con la economía azul, “prioridad para la Junta de Andalucía”, que apuesta por que “Cádiz y la Bahía se convierta en una referencia nacional y europea en la materia”.