Científicos, geólogos y expertos en la materia habían relacionado anteriormente los desprendimientos de hielo en los grandes icebergs a otros efectos naturales tan alejados que no pudieran asociar la “causa-efecto” en un primer momento.
Por eso, tras el terremoto de 8,8 grados de magnitud en la escala abierta de Richter y el posterior tsunami que azotó las costas de Japón, Brunt Kelly, especialista de la criosfera en el Goddard Space Flight Center en Greenbelt, Maryland, y sus colegas comenzaron sus observaciones mirando al sur.
Utilizando múltiples imágenes satélite, Brunt, junto con Emile Okal, de la Universidad de Northwestern, y Douglas MacAyeal, de la Universidad de Chicago, observaron nuevos icebergs flotando en el mar poco después de que el oleaje del mar que provocó el tsunami llegara a la Antártida.
Así, unas 18 horas después del terremoto, a unos 13.600 kilómetros de distancia, pudieron ver casi en tiempo real cómo se desprendieron varios trozos de hielo del glaciar Sulzberger, que según los registros históricos no había sufrido ninguna rotura en al menos 46 años.
Se trata de la primera observación directa que demuestra una conexión entre los tsunamis y la rotura de icebergs a miles de kilómetros, según señala el equipo investigador.