Tanto Alfonso Díez como la Duquesa de Alba tienen compromisos que atender antes del gran día y ya preparan con emoción los últimos detalles del enlace. Aunque el funcionario confesó a Europa Press no estar nervioso, sí admitió estar incomodado por la prensa.
El futuro marido de la aristócrata ha dado un paso más y se ha despedido del trabajo por una temporada. La semana pasada salió de su oficina en la que fue su última jornada antes de tomarse unos días de descanso por su boda del próximo miércoles.
Así, este mismo domingo, Alfonso cogía el Ave rumbo a la capital hispalense haciendo su último viaje como soltero. A su llegada a la estación de Santa Justa, puso rumbo directamente y sin perder ni un segundo hacia el Palacio de Dueñas, donde le vimos entrar con una maleta y un portatrajes, en el que suponemos que podría llevar el chaqué.
Durante estos días, la residencia sevillana ha sido un hervidero de gente y no paraban de llegar regalos, ramos de flores y felicitaciones. También, doña Cayetana ha querido disfrutar de sus últimos días de soltería y, después de recibir su traje de novia y la vajilla de su boda, organizó su despedida con barriles de cerveza.
A los diversos almuerzos que la Duquesa ha preparado en Dueñas, no quisieron faltar Ignacio Jiménez Sánchez Dalp, el cura y gran amigo de Cayetana desde hace años y que será el encargado de oficiar la misa, Ana Abascal, el periodista Enrique de Miguel, la madrina de la boda, Carmen Tello, y Curro Romero, y, por supuesto, los diseñadores del traje nupcial, Victorio & Lucchino, y varios representantes del mundo de la política andaluza