El encharcamiento del terreno ya es perceptible, pese a que una espesa y verde vegetación cubre una buena parte de la tabla Algeciras, el primer lugar donde el agua que entra a través del cauce del río Gigüela acaba remansada en el parque nacional.
Parte de los 20 hectómetros cúbicos de agua que han sido derivados desde la cabecera del Tajo han comenzado a llegar estos días al humedal manchego, aunque existe cierto escepticismo sobre la cantidad real que llegará para inundar este espacio protegido, que vive una crítica situación de estrés hídrico desde hace años, como han llegado a reconocer sus propios gestores.