Cándida Verdier nació en Cádiz, pero ella es chiclanera por “convicción y pasión”. El amor que le profesa a esta ciudad es directamente proporcional a su devoción por el servicio público. La también senadora y secretaria general del PSOE de Chiclana cierra una etapa en su vida y no concurrirá en las listas junto a José María Román en los próximos comicios de mayo. Tras un periodo de tiempo de reflexión, dice adiós a la política municipal concluyendo 24 años al servicio del municipio, pero no de la vida política, porque Verdier “seguirá trabajando por los gaditanos y porque Chiclana tenga el alcalde que se merece”.
¿Cómo comenzó su vida en política municipal?
–Yo pertenecía al consejo de Chiclana Natural como persona de reconocido prestigio, y fue en 1999 cuando estábamos celebrando la aprobación de un plan estratégico para la ciudad cuando me lo propusieron, entonces estaba Manuel Jiménez Barrios como alcalde y José María Román como primer teniente, y dije que sí, y hasta hoy.
Imagino que no habrá sido fácil decir adiós a la política municipal.
–Dejo mucho atrás, pero es el momento de arriar velas, no puedo con todo. Soy senadora, soy secretaria general de mi partido, y teniente de alcalde, todo ello requiere una gran responsabilidad y tenía que poner fin. No sé qué pasará en diciembre con el proceso de elecciones del Senado, pero pensé que ahora era el momento oportuno de pasar página y cerrar un capítulo de mi vida política.
¿Qué le ha dado ser concejala durante tantos años?
–Muchas satisfacciones. La gente agradece infinitamente la ayuda que le das, pero incluso si solo los escuchas. Servir a lo público, no sé si por devoción o afición, a mí me ha dado muchas satisfacciones. Al igual que te apena también cuando no puedes llegar al objetivo. Pero en Chiclana he tenido mucha suerte, yo soy de Cádiz, pero cada vez que me preguntan siempre digo que soy de aquí porque me siento chiclanera.
¿Qué no habría aprendido si no hubiera hecho política municipal?
–La justicia social, el equilibrio entre las personas se aprende en política municipal. Yo estoy en el Senado, y siempre pienso que antes de llegar a las instituciones superiores hay que ser concejal. Para conocer la realidad de las cosas hay que hacer política municipal, no se entiende de otra manera.
¿Algún momento en concreto que haya marcado su trayectoria como concejala?
–Uno de los mayores hitos fue conseguir la municipalización de las mujeres del servicio de limpieza y ayuda a domicilio, digo mujeres porque es un cuerpo muy feminizado, fuimos pioneros en alcanzarlo. Lo estaban pasando muy mal, llevaban muchos años de lucha sindical y la empresa no les hacían caso. Nosotros conseguimos convertirlas en trabajadoras municipal, y a día de hoy me siguen agradeciendo lo conseguido. Momento similar al que vivimos con los vigilantes de seguridad, eso fue durante el anterior mandato, llevaban muchos meses sin cobrar y la empresa anterior los abandonó, ellos siguieron su trabajo y conseguimos una empresa que sirviera de puente, cobraron y recuperaron su dignidad, porque la dignidad, desgraciadamente, tiene precio.
¿Hay algo que haya extrapolado de lo aprendido en política municipal a su vida privada?
–Darle valor al mobiliario urbano. Antes iba por la calle ajena a todo ello, no le daba importancia, y entonces cuando entré en política municipal supe apreciar lo que se sufre para conseguir poner una farola donde los vecinos demandan, o papeleras, y todo esto sale del presupuesto de todos, por eso hay que saber cuidar las cosas.
¿Cómo llevó los años en la oposición?
–En 2007 pese a haber ganado las elecciones municipales con 11 concejales, se unieron el PP, IU, PSA Y PA con 14 concejales en contra, y estuvimos en la oposición hasta octubre de 2008 con una moción de censura. Esos 17 meses los tengo grabado con sangre, porque no habíamos perdido unas elecciones, el pueblo nos apoyó, y hubo hasta movilizaciones y manifestaciones en las calles. No era por recuperar el poder, era por hacer justicia con lo que el pueblo había mandatado. De 2011 a 2015 sí perdimos las elecciones, y gobernó el PP con el PVRE, y asumimos la oposición. Aprendimos a escuchar a la gente, en la oposición hace mucho frío, no tienes la responsabilidad de gobernar pero te da la fuerza para exigir. En particular, te da pena que un trabajo que has hecho durante tanto tiempo se desbarate. En 2015 sí ganamos las elecciones, y cada vez notamos más el cariño de los vecinos. Aunque para mí, Chiclana perdió cuatro años durante aquella época, porque cuando volvimos, nos encontramos con que el PP había dejado una deuda muy gorda.
Como concejala, ¿hay algo de lo que se arrepienta?
–El tema de la falta vivienda pública me preocupa mucho. Es una lacra que ninguna administración ha sabido resolver. El PP paralizó la ciudad y no se puso una primera piedra hasta el 2010, ahora la hemos vuelto a poner con las 55 viviendas de la Cucarela. Pero es un déficit que me llevo, pero ya se verá.
¿Cómo ve que ha cambiado el PSOE de Chiclana?
–El cambio del PSOE de Chiclana se parece al cambio que ha tenido la propia ciudad. El partido aquí fue constituido por chiclaneros y ha tenido una evolución muy positiva. Era un partido dividido cuando yo salí por primera vez como secretaria general, ahora es un partido compacto, unido, muy fuerte, un PSOE que lucha por sus vecinos y que lleva a Chiclana por bandera, ejemplo de ello es la repercusión que ha tenido la ciudad en Fitur.
¿Y la ciudad?
–Cuando llegué enfrente de mi casa había un señor con burros; hoy, viviendo en la misma casa, pasa por delante el tranvía, tengo un centro comercial al lado y la entrada a la ciudad ha cambiado enormemente. La evolución de Chiclana ha sido abismal. Llegué a un pueblo de 40.000 habitantes, y hoy vivo en una ciudad cercana a los 100.000. Los vecinos de aquí hacen de ella una ciudad.
¿Qué consejo le da a sus compañeros de Gobierno?
–Que sigan luchando y trabajando para que Chiclana tenga el alcalde que se merece. Que busquen el éxito porque será también el éxito de la ciudad.
Por último, como concejala, ¿qué le dice a José María Román?
–Me emociono... José María me ha enseñado todo lo que sé. En política soy lo que soy, gracias a mi trabajo, pero también gracias a él, porque desde que era chica he trabajado junto a él. De José María me quedo con su tesón, paciencia y constancia. La forma que tiene él de trabajar es muy difícil de igualar, él tiene permanentemente a Chiclana en la cabeza desde que se levanta hasta que se acuesta todos los días de la semana. Es un enamorado de la ciudad, la siente como suya, y eso nos lo contagia a todos los que estamos a su lado.